Jose Luis Duarte Jose Luis Duarte Author
Title: Prejuicios y etiquetas. El delicado asunto de definir a las personas.
Author: Jose Luis Duarte
Rating 5 of 5 Des:
Lo etiquetamos todo, mentalmente, desde que, en la infancia, empezamos a pensar y juzgar de forma individual. Nuestro entorno también nos e...
Lo etiquetamos todo, mentalmente, desde que, en la infancia, empezamos a pensar y juzgar de forma individual. Nuestro entorno también nos etiqueta, nos analiza según diferentes criterios y nos coloca en un cliché. Es humana la tendencia inconsciente, automatizada, de formar un perfil mental de todo cuanto vemos, de cada persona que conocemos. Pero hay etiquetas que nos ayudan a hacernos una idea, una composición mental que nos oriente, y otras que perjudican tanto a nuestro buen criterio como a la imagen de otras personas. Y encima son falsas, parciales o estereotipadas; es decir, injustas.

La necesidad de saber del otro...o de la otra

Sea con expectativas sentimentales o sexuales o no, conocer a una persona del género o sexo que nos atrae suele despertar el mismo interés que deseo de agradar. A las personas que nos interesan como posibles futuras parejas, las etiquetamos casi de inmediato como atractivas, excelentes o seductoras…, o todo junto. Mientras que las personas que no nos interesan físicamente son juzgadas por otras cualidades o defectos. De cualquier modo, hacemos una especie de “retrato robot” de esa persona, juzgando- o, mejor dicho, prejuzgando- a partir de lo que nos inspira su forma de vestir, hablar, comportarse o incluso de lo poco o mucho que nos hayan contado de ella terceras personas o de clichés sociales que creemos que les corresponden. Desde ese momento, hacemos más caso a la imagen que nos hemos formado sobre la persona en cuestión, que a lo que ella misma quiera expresar, a cómo sea realmente o qué pueda mostrar de su personalidad en el futuro.

La primera impresión suele fijar ideas preconcebidas en nuestra mente sobre las demás personas. Y, si ya existen estereotipos que prejuzgan a determinadas personas de un colectivo- por su origen étnico, racial o de nacionalidad; por su trabajo o profesión; por su religión o su ateísmo; por los estudios recibidos o la carencia de ellos; o por su orientación sexual, su género o su edad- de seguro se los aplicaremos además de nuestra propia percepción.

Juzgar o prejuzgar, más etiquetas

La necesidad de saber del otro nos puede llevar a sentenciar a la ligera. Es lo que ocurre con los colectivos homosexuales o con los transexuales: mucha gente mira con suspicacias a quienes pertenecen a ellos, simplemente por la serie de tabús, mitos y tópicos que corren sobre esa tipología de personas o ese colectivo.

En todas las orientaciones sexuales y en todos los géneros existen buenas y malas personas, gente con más o menos educación, valores o principios. El carácter y el modo de actuar no se deciden por la etiqueta de “lesbiana”, “gay” o “hetero”. Pero ya sabemos que conductas de prejuicio, rechazo e incluso odio se generan a raíz de creer en esos estereotipos sobre un determinado grupo humano.

A nadie le gusta ser etiquetado sin ocasión de mostrarse realmente. Hay etiquetas que estigmatizan tanto a las personas que pueden llevarles a la marginación o incluso a algo mucho peor: el suicidio. Es lo que ocurre en los casos de personas LGBT que sufren el acoso y el prejuicio de su entorno, y acaban sintiéndose tan desesperados y acorralados que prefieren acabar con su vida.

Si quitamos esas etiquetas prefabricadas, nos quedan solo personas. Personas distintas, sea cual sea su origen, raza, tendencia sexual o cualquier otro rasgo personal. Sin tabús y etiquetas, nos damos la oportunidad de juzgar a la persona y no al lugar, ideario o colectivo al que pertenece. Y le damos la oportunidad de ser ella misma y demostrar su realidad y sus sentimientos.

Lola Romero
Fuente: About


Advertisement

Publicar un comentario

 
Top