En las escuelas se debería destacar la importancia de una formación integral que incorpore el desarrollo de las emociones y las relaciones interpersonales a los programas educativos, al lado de los aspectos motrices, cognitivos y socio emocionales.
Si nos damos cuenta, el rendimiento académico de nuestros niños está íntimamente relacionado con los aspectos emocionales, manteniendo relaciones de dependencia e influencia mutua.
Como profesionales de la educación, tenemos una gran responsabilidad en el desarrollo de las habilidades emocionales de nuestros alumnos/as, tanto en el modelaje que practiquemos en el día a día como en la utilización de la inteligencia emocional en las variadas esferas de la vida de la institución.
Cuando utilizamos el término de Inteligencia Emocional, nos referimos a la capacidad del ser humano de sentir, entender, controlar y modificar estados emocionales en sí mismo y en los demás; no se trata de represión de las emociones sino de dirigirlas y equilibrarlas.
Como lo expresó el psicólogo Edward Thorndike (1.920) la Inteligencia Emocional “es la habilidad para comprender y dirigir a los hombres y mujeres, muchachos y muchachas, y actuar sabiamente en las relaciones humanas”.
Luego 1.990 dos psicólogos norteamericanos, el Dr. Meter Salovey y el Dr. John Mayer, acuñaron el término de Inteligencia Emocional y es en 1.995, el investigador y periodista del New York Times, Daniel Goleman expresa que la Inteligencia Emocional “es una forma de interactuar con el mundo que tiene muy en cuenta los sentimientos, y engloba habilidades tales como el control de los impulsos, la autoconciencia, la motivación, el entusiasmo, la perseverancia, la empatía, la agilidad mental, etc. y ellas configuran rasgos de carácter como la autodisciplina, la compasión o el altruismo, que resultan indispensables para una buena y creativa adaptación social”.
Sin embargo, la Inteligencia Emocional va a determinar la manera en que nos relacionamos y entendemos el mundo que nos rodea, teniendo en consideración las actitudes, los sentimientos y engloba habilidades como: el control de los impulsos, la autoconciencia, la automotivación, la confianza, el entusiasmo y la empatía, y lo más importante será el recurso necesario para dar lo mejor de cada uno de nosotros en el campo profesional.
Cualquier persona puede enfadarse, tener ira o molestarse, eso es algo normal, pero hacerlo con la persona adecuada, en el grado exacto, en el momento oportuno, con el propósito justo y del modo correcto, no es tan sencillo.
La inteligencia emocional tiene cuatro grupos de habilidades importantes los cuales debemos de trabajar, sin olvidar las habilidades sociales: la conciencia de sí mismo, la autorregulación, la motivación y la empatía.
La toma de conciencia y expresión de las propias emociones es la capacidad que tenemos todos los seres humanos de reconocer una emoción o sentimiento en el mismo momento en que aparece, esto requiere estar atento a los estados internos y a nuestras reacciones en sus distintas formas (pensamiento, respuesta fisiológica, conductas manifiestas) relacionándolas con los estímulos que la provocan.
La autorregulación es la capacidad de controlar las emociones, de tranquilizarse a uno mismo, de eliminar la ansiedad, la tristeza y la irritabilidad exagerada; esto no se trata de reprimir emociones, sino de buscar su equilibrio, el arte de calmarse a uno mismo es una de las habilidades vitales fundamentales de este crecimiento de la inteligencia emocional, esto se adquiere como resultado de la acción del modelaje de quienes nos rodean (familia, escuela, sociedad), aprendemos a calmarnos tratándonos como nos han tratado, aprendiendo y mejorando en todo momento.
La motivación, es otro de los requisitos necesarios para la consecución de metas y tareas importantes en nuestras vidas, está relacionada con el control de impulsos, inhibición de pensamientos negativos, estilo atributivo de los éxitos y fracasos, nivel de expectativas y autoestima.
La capacidad de motivarse a uno mismo se pone a prueba cuando surgen las dificultades, el cansancio, el fracaso, es el momento que puede significar el éxito o el abandono.
Finalmente la habilidad de la empatía que es la capacidad de captar los estados de ánimo de los demás y reaccionar de manera correcta socialmente ante la situación.
Las capacidades emocionales se pueden y se deben enseñar a nuestros niños y adolescentes para que sean capaces de manejar el estrés emocional de estos tiempos modernos, enseñarles a reconocer y controlar la irritabilidad y la ira, a modificar la bioquímica de sus emociones ayudándoles a adaptarse mejor, a mantener un mayor control y a ser simplemente seres felices.
Un coeficiente emocional elevado es tan importante como un coeficiente intelectual elevado, estudios han demostrado que los niños con Inteligencia Emocional son más confiados y tienen mayores éxitos en las escuelas y estas capacidades se convierten en la base para que nuestros niños se vuelvan adultos responsables de sus actos, atentos a sus vidas y productivos en su entorno social.
En la Unidad Educativa Colegio Santa Rosa de Lima, se ha llevado a cabo la experiencia de trabajar en Básica Primera y Segunda Etapa, abarcando desde 1er. a 6to. Grado, en un tiempo de dos horas semanales en cada sección la Inteligencia Emocional a través de actividades y estrategias del libro “Alcanzando la Inteligencia Emocional” cuyos beneficios se han visto reflejados mediante las actitudes de los alumnos/as, obteniendo una mayor concientización del manejo de sus emociones y el reconocimiento de que todos contamos con la posibilidad de conducir los sentimientos ajenos y propios.
Desde muy pequeños aprendemos a controlar nuestras emociones y también un poco las de los demás. Es cierto que las disposiciones emocionales poseen un componente innato, pero no es menos cierto, la importancia de la educación infantil, de la fuerte influencia de la familia, de la escuela, de la cultura en que se vive, donde las disposiciones sentimentales pueden modelarse y transformarse.
El colegio consciente de este enfoque, con el apoyo del Departamento de Bienestar Estudiantil y su personal docente toma la iniciativa de incorporar a su programación académica dentro del aula “Todos podemos alcanzar la Inteligencia Emocional.
Lic. Norberta Rodríguez de Nunes
Psicopedagoga
Orientador Familiar Colegio Santa Rosa de Lima
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