En mi trabajo como directora de primaria, un comentario que oigo con frecuencia de los papás es: "Mi hijo no me dice las cosas. No sé qué le pasa ni cómo se siente."
¿Cómo logras una comunicación abierta, afectiva y efectiva con tus hijos?
1. Aprende a esperar.
Cuando recoges a tu hijo de la escuela y preguntas "¿Cómo te fue?", la respuesta suele ser "Bien." "¿Qué hiciste?" "Nada." Sin embargo, en otro momento te puede sorprender con una multitud de detalles sobre su vida. No fuerces las confidencias.
2. Aprende a escuchar.
Practica una actitud receptiva y demuestra un interés sincero: nada mata la comunicación como interrogar, sermonear o interrumpir para insertar tu punto de vista.
3. Quita los distractores.Apaga el celular, la tele y la computadora. Con tus acciones, demuestra a tu hijo que sus palabras valen más para ti que todos los mensajes ajenos.
4. Aparta un tiempo y un espacio.
Acostúmbrate a dar a cada uno de tus hijos un lugar y un momento para platicar contigo. Puede ser una salida a tomar una nieve a solas contigo, o un ratito en la noche cuando los hermanos más chicos ya se fueron a dormir, o hasta el momento de compartir alguna tarea como lavar y secar los trastes.
5. No juzgues.Si quieres que tu hijo confíe en ti, acepta lo que dice y no pongas en tela de juicio su versión de los hechos. Cuando te está abriendo su corazón no es el momento de meter tu cuchara y aconsejar que haga las cosas de otra manera.
6. Comparte tus sentimientos.Cuando hablas con tu hijo, no tengas miedo de externar tus emociones. "Sentía nervios." "Me dio coraje." "Estoy feliz." Identificar las emociones y hablar libremente de ellos ayuda a tu hijo a legitimar lo que siente, y a compartirlo contigo.
7. Mide tus palabras.Aunque se busca una confianza mutua, tú eres el adulto. No compartas los problemas adultos buscando consuelo o apoyo en tu hijo. Respeta su edad y su espacio para que la comunicación llegue a ser una costumbre placentera.
8. El hábito de compartir nuestros corazones crea un ambiente de confianza en casa.
Construye esta confianza día a día y tu hijo te buscará con sus alegrías y sus dudas. Es un privilegio contar con este acercamiento tan especial. ¡Valóralo y disfrútalo!
Margaret McGavin
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