Es sorprendente cómo, inconscientemente, nos negamos la oportunidad de vivir nuevas y mejores experiencias. Cada vez que la vida o nuestro proceso vivencial nos coloca frente a un posible cambio, inmediatamente comenzamos a dudar, a encontrarle todos los elementos negativos y las razones por las cuales deberíamos permanecer donde estamos, aun cuando no sea lo mejor para nosotros.
Las dificultades son parte de un proceso que nos mantiene creciendo y cambiando. Si continuamos viviendo los mismos dramas, tal vez sea porque aún no hemos aprendido la lección que la vida está enseñándonos.
Cuando iniciamos el cambio desde adentro, muchas veces lo hacemos con cierto temor, porque comenzamos a pisar un terreno nuevo y desconocido para nosotros. Por esto, generalmente, es la mente la que se encarga de justificar nuestra negativa a asumir el cambio como una oportunidad de transformar y mejorar nuestra situación, sobre todo si implica cambiar, de alguna manera, nuestro estilo de vida.
¿Por qué nos ocurre esto? A nuestra mente no le gusta que vayamos más allá de lo que nos es familiar para no ponernos en riesgo, y, a través de la duda y el temor, quiere mantenernos en nuestro pequeño mundo conocido.
La única forma en la que podemos terminar con todas aquellas situaciones que nos desaniman y nos hacen infelices es tomando la decisión valiente de cambiar nuestra actitud y comportamiento. Por eso, la mejor manera de mantenernos despiertos y enfocados es estar dispuestos a hacer lo que sea necesario para lograrlo.
Muchas veces lo tenemos claro en la cabeza, pero nuestro corazón está apegado a la posibilidad de que las cosas cambien o vuelvan a ser como fueron, sin que tengamos que tomar una decisión determinante para conseguirlo. Por eso, elegimos esperar y postergar nuestra decisión, aumentando así la presión y el desgaste que sufrimos.
Vale la pena atender el mensaje que nos envía la vida a través de diferentes vehículos, el comentario de un familiar, la observación de un amigo o simplemente la repetición de una situación difícil que nos señala la necesidad que tenemos de tomar la decisión de producir un cambio en nuestras vidas.
Sugerencias para asumir el cambio
Recuerda que tú eres la causa de la situación que enfrentas. Y por ende eres el único que puedes liberarte de la carga que ella te produce. Deja de esperar, toma una decisión y comienza a actuar. Pregúntate qué tienes que aprender de esa experiencia.
Una vez tomada tu decisión, no vuelvas a revisarla. Tómate el tiempo necesario para analizar los pros y los contras de la situación que enfrentas. Proyecta las posibles consecuencias del cambio que deseas y prepárate para vivirlo. No permitas que la duda te confunda.
Prepárate. Busca la información y las herramientas necesarias para vivir tu cambio con naturalidad. Gana fortaleza, valor, entusiasmo y seguridad. Toma siempre lo mejor de lo que te ofrezca la vida y produce un cambio desde adentro.
Maytte Sepulveda
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