Claves para mejorar la relación con tus hijos

El problema 

Querida Maytte, tengo una situación familiar difícil, porque tanto mis hijos como mi esposo dicen que soy una persona muy dura y exigente con ellos, que sólo me fijo en sus errores y que no reconozco nada de lo bueno que hacen. Pero yo sólo quiero lo mejor para ellos y me preocupa que no tengan todas las cualidades que necesitan para salir adelante y triunfar n la vida. Ahora me siento un poco confundida y no sé realmente si ellos tienen la razón. Me entristece que no se den cuenta de que los quiero y, también, que interpreten mis comentarios de esa forma. I. M.

La solución Te sugiero que comiences por practicar un sencillo ejercicio de apreciación hacia tu pareja, y con cada uno de tus hijos, inclusive puedes intentarlo con esa persona de la que te encuentras distanciada por un malentendido. Pregúntate: ¿Esta persona ha hecho algo bueno por mí?, ¿me he sentido apoyada, acompañada o querida por ella?, ¿qué valores o cualidades puedo reconocer en ella? 

Estoy segura de que de esta manera renovarás la imagen que tienes de cada uno de ellos, y podrás verlos desde una perspectiva diferente, mucho más positiva y asertiva. 

Recuerda que el camino más corto para acercarte a ellos es el del amor y el reconocimiento. Es importante que te tomes el tiempo para reconocer y resaltar todo lo bueno que también hacen, y todo lo positivo que cada uno aporta a la vida de todos. Así ayudarás a fortalecer el vínculo de familia que los une y la autoestima de cada uno de ellos. Cuando nos fijamos sólo en los errores, asumiendo que lo positivo está implícito, corremos el riesgo de volvernos críticos y descalificadores con nuestra actitud y comentarios, lo que crea un ambiente hostil que, fácilmente, nos distancia y rompe las relaciones.

Te doy las siguientes sugerencias:

1. No compares a tus hijos entre sí. Acéptalos como son, reconoce sus limitaciones y anímalos a superarlas a través del reforzamiento de sus cualidades y diferentes talentos. 
2. Debes resistirte al hábito de juzgar su comportamiento todo el tiempo y practica aceptarlos como son. Permíteles florecer y aprender de sus propias experiencias, a menos que estén envueltos en una situación seria y grave producto de su mal comportamiento. 
3. Si no tienes algo bueno que decir de alguno de ellos, guarda silencio; a menos que tu comentario vaya a ser constructivo. Cuando es el amor el que motiva, impulsa y acompaña nuestros comentarios y actitudes, difícilmente éstos encuentran resistencia en otros.

Maytte Sepulveda