La vida está hecha de sutilezas, por eso los detalles y las cosas pequeñas terminan dándole un sentido positivo a nuestros días. Son pequeños grandes milagros que nos recuerdan que no estamos solos.
Los enemigos más frecuentes de nuestro bienestar son los pensamientos negativos que amenazan nuestra paz y tranquilidad, llevándonos a imaginar siempre las cosas de la peor manera; a crítica y el juicio que mantenemos hacia los demás, porque nos impiden mantener la serenidad y el balance que alimentan la felicidad; el hábito de lamentarnos y quejarnos la mayor parte del tiempo por lo que no tenemos o por lo que perdimos, ya que la ambición desmedida nos lleva a desear lo que tienen otros y a vivir con la expectativa de lo que nos darán, impidiéndonos disfrutar de quienes somos y de lo que tenemos.
Ya ni siquiera importa cuáles fueron las causas o las creencias que nos impulsaron a actuar o a sentirnos de esta manera, lo verdaderamente importante es tomar la decisión de cambiar el enfoque y la interpretación que le damos a todo lo que sucede en nuestra vida, para tomar solo lo positivo y aferrarnos a ello.
Solo por un momento quítate los zapatos, despójate del rol que asumes cada día y cámbiate el nombre para que las viejas creencias asociadas a él no puedan seguirte a donde vayas. Respira profundo y afloja la tensión que tienes guardada dentro de ti, camina a un lugar desde donde puedas observar la vida, libre totalmente de prejuicios, temores y justificaciones… ¿Qué es lo primero que notas? Que estás vivo, aquí y ahora, respirando a pesar de toda la carga que tenías encima de tus hombros, y disfruta de esta sensación.
Recuerda a cada uno de tus seres queridos, sin conectarte a las diferencias que tienes con ellos, solo imagina sus rostros y disfruta del sentimiento cálido que experimentas en el pecho; recuerda a ese amigo de la infancia, a tu primer amor o a una de las personas que te brindó cariño y apoyo… siéntete lleno de todos esos sentimientos positivos y disfrútalos.
Cuando logramos desconectarnos por un instante de todo lo que sucede alrededor de nosotros y entramos en contacto con la presencia de la divinidad en nuestro interior, descansamos, nos renovamos, nos llenamos de buenos sentimientos y pensamientos y recuperamos nuestro bienestar.
Claves para suavizar tu vida
Practica la respiración consciente. Toma aire llenando completamente los pulmones y el vientre, luego déjalo salir lentamente por la boca imaginando que liberas la tensión y el estrés que experimentas.
Conéctate con la naturaleza. Detente por unos segundos para contemplar una flor, para sentir el viento, disfrutar del cielo y el movimiento de las nubes. Es un buen ejercicio para recuperar la serenidad.
Sonríe. Compartir nuestra sonrisa, buenos sentimientos y deseos con las demás personas, en especial con los seres querido, nos permite tener relaciones más satisfactorias y aumenta nuestro bienestar.
Maytte Sepúlveda
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