tener mis brazos perfectos,
cuando hay tantos mutilados,
mis ojos perfectos,
cuando tantos no tienen luz,
mis voz canta,
cuando otras mendigan.
Es maravilloso Señor,
volver a casa,
cuando tantos no tienen donde ir.
Es bueno sonreír, amar, soñar, vivir,
cuando hay tantos que odian, lloran y mueren
sin haber vivido la vida...
Es maravilloso Señor,
tener un Dios para creer,
cuando tantos no poseen una creencia.
Es maravilloso, sobre todo:
tener tan poco que pedir y
tanto para agradecer.
Anónimo
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