Últimamente he pensado en la necesidad que tenemos de aprender a disfrutar más la vida diaria. Estamos acostumbrados a celebrar y disfrutar las ocasiones especiales, pero, en la mayoría de los casos, no somos capaces de reconocer, valorar y disfrutar los eventos cotidianos, esos que aparecen en el medio de la rutina de un día cualquiera y que nos sorprenden, si estamos atentos, con su belleza, con su generosidad, con su simpatía, alegría y magia de una manera muy especial.
Aparecen y nos reconectan con las cosas importantes que se nos olvidan fácilmente cuando nos dejamos absorber por las ocupaciones y las tensiones del día al día: el regalo de estar vivos, la importancia y la riqueza de nuestras relaciones personales, la sabiduría y la belleza de la naturaleza que envuelve nuestro entorno, los pequeños actos de solidaridad, fraternidad y amor de algunas personas a nuestro alrededor, la compañía y la entrega de nuestras personas queridas... En fin, regalos todos esenciales que nos permiten construir nuestra felicidad y, con ella, contribuir a la de los demás.
Hacer un alto de vez en cuando para observar, oler, sentir y, sobre todo, conocer y apreciar cualquier detalle que normalmente pasaría desapercibido, cuando vamos pensando en el futuro o recordando el pasado de alguna manera, puede hacer una enorme diferencia en nuestro carácter, actitud y forma de actuar y de interpretar la vida.
Hoy he decidido que voy a hacer cuanto sea necesario para usar mi derecho a ser feliz, a disfrutar cada momento agradable aunque sea pequeño, que no voy a dejarme intimidar por pensamientos equivocados. Somos libres de escoger la manera en la que vamos a continuar viviendo, elijamos cerrar los ciclos, afrontar los temores, cumplir con los compromisos sin asumir más de los que somos capaces de asumir y, sobre todo, dejar de preocuparnos por lo que no podemos resolver.
Estrategias para disfrutar más de la vida.
Comienza a sonreír. Déjate llevar por el buen humor.
Piensa en positivo.
Construye ideas y pensamientos positivos y optimistas que te acompañen mentalmente.
Quiérete y cuídate.
Acéptate como eres, resalta tus cualidades y, al mismo tiempo, ten presente tus limitaciones.
Aprende de los errores.
Muéstrate dispuesto a reconocer tus errores y a aprender de ellos.
Mejora tus relaciones personales.
Expresa abiertamente tu cariño, ten detalles, disculpa, abraza, respeta y acepta las diferencias personales.
Conecta con la naturaleza.
Para mí, es un maestro perfecto, que me inspira, me levanta, me enseña y me acompaña.
Maytte Sepúlveda
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