Es el siglo 21, y los niños de hoy están conectados. Tienen iPads, iPods y iPhones. Chatean, surfean y se “friendean”, y todo sin hablar ni moverse de su lugar. De hecho, en mi escuela uno de los problemas en clase es que los niños se conectan entre ellos por sus celulares y no se conectan para nada con el maestro.
Entonces, ¿qué hacer? Los adultos no podemos negar la existencia de una poderosa tecnología de información que es la nueva realidad: prohibirla o rechazarla no la hará desaparecer.
Es mejor aceptar el hecho que el mundo es otro, y ayudar a los hijos a manejar este nuevo medio con responsabilidad.
Aquí hay unos tips para acompañar a tus hijos en sus viajes por las redes sociales.
No te intimides.
Si no eres experta en computación, no importa. Puedes y debes aprender.
Compra tu iPhone, saca tu cuenta de correo electrónico y abre tu cuenta de Facebook. Practica el arte de la comunicación instantánea hasta que te sientas cómodo en los espacios de la red.
Aunque tal vez tus hijos estén demasiado chicos para estar en Facebook (oficialmente deben tener 13 años, pero este límite de edad parece no importarle a muchísimos usuarios mucho más jóvenes), es importante familiarizarte con el terreno para irte dando cuenta de sus alcances.
Supervisa.
Cuando tus hijos se meten al internet por la razón que sea, están entrando en un enorme espacio abierto. No los dejarías solos en un aeropuerto internacional porque no sabes con quién se pueden topar. Además, se pueden perder.
Es lo mismo con el internet, y especialmente las redes sociales. Date cuenta que es un medio muy atractivo para conectarse con amigos e intercambiar información, pero también es un ambiente que propicia el contacto con lo desconocido.
Gente desconocida, de edad indeterminada, con intenciones inexploradas. Las redes sociales se prestan a las revelaciones personales, pero no fiables.
Subir datos personales a Facebook les da acceso a tus amigos y a los amigos de ellos (que tú no conoces) a tus opiniones y tus experiencias.
Por lo tanto, quédate cerca de tus hijos y monitorea la información que comparten, ya que son vulnerables por su edad y falta de experiencia.
Establece reglas.
Tus hijos no deben tener acceso ilimitado al celular, iPad o computadora. Organiza un horario para equilibrar el tiempo para hacer ejercicio al aire libre, leer y hablar en persona con amigos y miembros de la familia.
No es sano dejar que los chicos pasen toda la tarde chateando en la compu, surfeando la red o hablando por teléfono. En casa exige que tus hijos participen en actividades que no tengan nada que ver con la comunicación a distancia.
Aplica valores.
El mismo respeto y empatía por los sentimientos de los demás que se espera en persona, debe existir en los intercambios en línea.
El valor de la amistad exige una comunicación sana y abierta, pero el amigo respeta, escucha y ayuda.
Desafortunadamente, con mucha frecuencia dentro del espacio de las redes sociales se encuentra todo lo contrario. De alguna manera hay cierto anonimato (no puedes ver a la persona quien chatea o comenta), y eso invita a decir cosas inauditas que nunca dirás en persona.
Si tus hijos chatean con frecuencia, recuérdales que el cyberbullying, donde se aprovecha al público en línea para burlarse de alguien o amenazarlo, está estrictamente prohibido no solo por ti sino por la ley en muchos estados.
Por otro lado, si tu hijo es víctima de este tipo de mensajes, no fomentes su asistencia al espacio donde es agredido.
Si puedes identificar al agresor, busca el apoyo de autoridades escolares (si es compañero de la escuela) o civiles para poner alto al abuso. “Friendea” a tu hijo para estar al pendiente de los recados que recibe.
Potencia las ventajas.
Ya no vivimos en la época de la correspondencia por carta, pero el email y las redes sociales son un nuevo medio para compartir sentimientos y acercarnos a familia y amigos que están lejos.
Ayuda a tus hijos a mantener el contacto con la gente que estiman, para nutrir relaciones positivas y duraderas. Sobre todo fomenta la comunicación en español con primos, tíos y abuelos que viven en otros países.
Mantén constante la comunicación directa.
Es una ironía que las redes sociales acercan a la gente lejana y apartan a los que estamos cerca.
Si tus hijos son asiduos usuarios del internet, es necesario el diálogo continuo contigo donde les exiges usar el pensamiento crítico para tomar buenas decisiones. Déjalos sentir tu presencia en el espacio cibernético para que busquen tu ayuda cuando la necesiten.
Margaret McGavin
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