Jose Luis Duarte Jose Luis Duarte Author
Title: Del perdón a la reconcialiación
Author: Jose Luis Duarte
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Son muchos los problemas que se solucionarían si fuésemos capaces de pedir perdón o si realmente aceptásemos el arrepentimiento de los demá...
Son muchos los problemas que se solucionarían si fuésemos capaces de pedir perdón o si realmente aceptásemos el arrepentimiento de los demás. Saber cuándo tenemos que pedir perdón y las consecuencias negativas que conlleva no hacerlo, es muy importante para evitar disputas y solucionar conflictos.

1. El perdón y la paz

Muchas parejas podrían durar toda la vida si supiesemos pedir y aceptar el perdón.

El perdón y la reconciliación son términos con significados diferentes pero que se complementan mutuamente.

Con el perdón pretendemos deshacernos del sentimiento de culpa, mientras que con la reconciliación buscamos la calma, la paz, el sosiego…, pretendemos recuperar, tanto con nosotros como con los demás, aquello que perdimos como consecuencia del daño que hicimos.

Cuando perdonamos y nos reconciliamos recuperamos la calma, nos quitamos un peso de encima que nos alivia y nos devuelve la paz.

Perdonar no significa que estemos de acuerdo o aprobemos lo que ocurrió. Tampoco significa que dejemos de darle importancia a lo que pasó, ni que estemos dándole la razón a la persona que nos causó el daño o nos ofendió. Tan sólo significa dejar de lado aquellos pensamientos negativos que nos causaron dolor o enojo.

Muchos problemas familiares, sociales o entre amigos se evitarían si fuésemos capaces de saber perdonar y llegar a la reconciliación. Cuántas guerras y conflictos religiosos y políticos se solucionarían si fuésemos capaces de perdonar. Cuántos matrimonios se salvarían si supiésemos aceptar las disculpas de la pareja o si realmente nos arrepintiésemos de los errores que cometemos.

Tenemos la falsa convicción de pensar que cuando perdonamos le hacemos un favor a la otra persona cuando los realmente beneficiados somos nosotros.

Otras veces es a nosotros mismos a quien tenemos que perdonar por aquellos errores que hemos cometido y por las consecuencias que han tenido. Podemos convertirnos en víctimas de nuestros propios errores si no dejamos de pensar en aquello que hicimos mal o cuando constantemente estamos pensando cómo sería esto otro si lo hubiésemos hecho de forma diferente.

2. La falta de perdón

Cuando hemos sido ofendidos o dañados todos tenemos derecho a estar enfadados. Sin embargo, esta actitud no debe permanecer en nosotros durante mucho tiempo. Debemos olvidarlo cuanto antes y mirar hacia delante con una actitud positiva.

La falta de perdón nos va carcomiendo por dentro hasta que termina por destrozarnos, nos convierte en personas amargadas y resentidas, aferradas al enfado y a la amargura y obsesionadas por la ofensa que nos hicieron.

El resentimiento aparece cuando no somos capaces de perdonar y en vez de olvidar estamos constantemente pensando en el dolor que nos han causado. Aparece en nosotros el deseo de venganza y nos convertimos en una persona rencorosa y obsesionada con aquellos que nos hicieron daño.

Debemos aprender a perdonar y a superar el dolor y las ofensas que nos causan las actitudes de los demás. Aceptar lo que pasó, aunque no estemos de acuerdo con lo que sucedió, y dejar de lado los pensamientos negativos que nos causaron dolor es la mejor solución para superarlo.

No saber perdonar afecta a las relaciones personales, a la familia, la convivencia, la sociedad, las relaciones con otros países, religiones… Mantener una actitud positiva hacia la reconciliación es la mejor forma para solucionar muchos y diversos problemas.

3. Cuándo debemos pedir perdón

Debemos pedir perdón cuando voluntariamente actuamos de forma incorrecta o cuando sin pretenderlo nuestro comportamiento o nuestras palabras han causado daño a otros. Es importante que tratemos de solucionar el problema, tratando de restituir la ofensa o el mal que hemos producido, debemos arrepentirnos y dar a conocer nuestra intención de no volver a cometer el mismo error.

Cuando sin querer cometemos una equivocación que ha perjudicado a otros, debemos reconocer y asumir nuestro error y disculparnos ante los demás.

En el caso de que se haya ocasionado un perjuicio por un malentendido, es importante que aclaremos la situación dando todas las explicaciones que sean necesarias y si lo creemos conveniente, disculparnos por esa situación.

Algunas personas piensan que no es necesario pedir perdón porque consideran que nadie tiene la culpa de nada, que es el destino, que las cosas suceden así, sin más.

Es muy importante que aceptemos las equivocaciones, que aprendamos a perdonarnos y sigamos hacia delante aceptando los errores cometidos en vez de ir arrastrándolos u obsesionándonos por los mismos. Tenemos que aceptar el pasado, sabiendo que ya pasó y que no puede ser cambiado.

Trinidad Aparicio Pérez


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