Algunas veces se presentan situaciones que nos causan inquietud y malestar. Los cambios inesperados, las necesidades insatisfechas, las crisis profesionales o personales, la pérdida de un ser querido, son algunas de las muchas situaciones que experimentamos con dificultad.
Imagina por un momento un paisaje con un lago sereno, cuyo entorno, compuesto de árboles, flores y colinas, se refleja en la superficie que se encuentra completamente en paz. ¿Qué sucedería si lanzas una piedrita al lago? Que inmediatamente el agua se movería, se borraría la imagen y se perdería la paz. De la misma manera ocurre en nuestra vida. Una situación que nos haga sentir incómodos, inquietos, atemorizados o llenos de estrés y preocupación, aunque sea pequeña, nos robaría la tranquilidad y el bienestar.
Si aprendemos a asumir los cambios y las crisis como parte natural de nuestra vida, viéndolos desde una óptica más amplia y positiva, se nos ofrecerá la posibilidad de conocernos mejor y terminarán siendo oportunidades para poner en práctica las herramientas esenciales y el conocimiento que tenemos para crecer, aprender y transformar nuestro estilo de vida.
Aceptar no es lo mismo que resignarse. Cuando aceptamos, dejamos de resistirnos al problema y nos ponemos a trabajar diligentemente para solucionarlo. Gana resiliencia, ese convencimiento de que tenemos la capacidad de superar los obstáculos y las dificultades de forma exitosa, sin pensar en el fracaso o a pesar de encontrarnos en el medio de una situación difícil. Esta nos ayuda a retomar el control y el ritmo de nuestra vida cuando hemos experimentado alguna pérdida, fracaso o dificultad.
Una de las frases más importantes y positivas que he aprendido en los últimos años es: ¡Todo pasa! Cuando nos sentimos atrapados en una situación difícil pensamos solo en lo negativo, en lo difícil que nos resulta manejar y superar la situación, en que tal vez no tenga solución y en que no podremos solucionarla. Pero si por un momento lográramos desconectar nuestra mente de estas ideas negativas y colocar nuestra atención en algo diferente, nos daríamos el espacio necesario para observar la situación desde lejos, sin sentirnos afectados para reflexionar y pensar en la mejor manera de afrontarla asertivamente y solucionarla. De esta manera, al fin, vislumbraríamos una luz al final del túnel.
Vamos, anímate, estoy segura de que esa situación por difícil que te parezca también va a pasar. Y aunque en el momento no puedas ver la salida, esta pronto se manifestará en tu vida. Ten presente que para poder reconocerla necesitas recuperar y mantener la calma, pues solo con una mente clara, abierta y optimista podrás lograr reconocer las señales y las respuestas que buscas.
Maytte Sepúlveda
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