Jose Luis Duarte Jose Luis Duarte Author
Title: El arte de pensar y el libre albedrío
Author: Jose Luis Duarte
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Muchas veces las personas no le dan importancia al hecho de pensar. Esta capacidad única y exclusiva del ser humano es justo lo que nos dif...
Muchas veces las personas no le dan importancia al hecho de pensar. Esta capacidad única y exclusiva del ser humano es justo lo que nos diferencia de los otros seres vivos y está encaminada a mantener nuestro bienestar y el de los demás. El problema es que través del pensar nosotros podemos construir o destruir. Dicho de otra manera, ahí es donde radica nuestro libre albedrío.

El libre albedrío quizá lo hemos escuchado desde niños o por lo menos en alguna clase de moral, en un libro, pero creo que más de una vez en nuestras vidas. Si hoy por hoy nos preguntan qué es, probablemente contestemos que es la capacidad de decidir sobre algo, y no estamos mal, pero sí estamos dando una contestación quizá aprendida y mecánica y cuyo significado no hemos analizado. ¿Realmente estamos conscientes del gran poder de nuestro pensamiento?

¿Cómo hemos manejado nuestro "libre albedrío" realmente hasta hoy? Probablemente la mayoría de las veces en base a nuestras creencias aprendidas, ya que nosotros somos el resultado de nuestras creencias. Tal vez muchas de ellas se basan en reglas de conducta. ¿Qué tan estrictos e inflexibles somos con estas reglas? Lo interesante del arte de pensar es pensar más allá de nuestras creencias y nuestras reglas de conducta. Pensar individualmente que mis creencias no son las únicas y que este mundo lo comparto con millones de seres pensantes igual que yo donde los pensamientos se entrelazan, chocan o coinciden, nos dará cierta flexibilidad ya que podremos voltear a ver al otro y hacer una película de los resultados de nuestro bien pensar o de nuestro mal pensar, vivir el resultado y ya entonces tomar una decisión Aquí es donde nosotros realmente hacemos uso del "libre albedrío".

Programación Neurolingüística es "el arte de pensar sobre lo que pensamos." Somos los únicos seres en el planeta que pueden hacer eso. Por ejemplo pongámonos a pensar sobre la regla de "nunca se debe decir mentiras". Qué pasaría en el caso de una anciana muy enferma en cama que ya no se basta por sí sola y cuya ilusión mayor es esperar que llegue el fin de semana para que su hijo, el que vive lejos la venga a ver. Y resulta que en una de estos viajes a ver a su madre, sufre un accidente el hijo en la carretera y muere. Qué pasaría si el respeto por una regla de conducta es más fuerte que el ver a esta anciana con amor y decirle la verdad, que su hijo murió, ya que no hay que "decir mentiras", o inventarle que habló por teléfono, que le manda un beso pero que no puede venir, y al siguiente fin de semana llevarle un ramo de flores de parte de su hijo, y así ir llevando la situación. ¿Sería tan terrible romper con una regla de conducta para evitar un gran sufrimiento a un ser humano desvalido? Siempre debemos ubicar las reglas de conducta en el contexto en que se manejen para verificar qué tan buenas o qué tan malas pueden ser.

El proceso del pensar nos lleva a la flexibilidad a base de cuestionamientos sobre las diferentes situaciones que vivimos y en donde continuamente estamos tomando decisiones, ya que al cuestionarnos sobre algo, millones de neuronas se juntan para crear un nuevo circuito, introduciendo un cambio neurológico, e inmediatamente va a surgir una aseveración, que también puede ser cuestionada, y la realidad es que en el arte de pensar siempre hay un cuestionamiento detrás de una aseveración. Por ejemplo esta creencia limitante: "No puedo dejar de fumar", aquí puedo cuestionarme ¿qué me lo impide? Inmediatamente me respondo "la tensión en el trabajo" y aquí surge otra pregunta ¿habría alguna otra manera de manejar esta tensión? Probablemente, si me doy tiempo para hacer ejercicio. ¿Cómo podré organizarme? Y así podemos ir generando opciones que a su vez nos podemos cuestionar, hasta que surja la opción que más me convenga. El pensar no tiene límites, sólo los que nos pongamos nosotros mismos. Las personas que han sido más brillantes en la historia, son las que se han cuestionado más, por ejemplo, los científicos e inventores.

Al surgir la solución al problema, nuestra mente aprende que ya hay otra manera de manejar la tensión del trabajo y se abre un nuevo camino, ya produjimos un movimiento mental hacia lo que queremos y no nos quedamos estancados en una creencia limitante que nos tiene atascados en una conducta que ya no queremos. Aquí es donde nosotros ya podemos hacer un buen uso de nuestro "libre albedrío". Éste se pone en práctica cuando nosotros realmente ya analizamos y generamos las opciones que son mejores para cada uno de nosotros y para los que nos rodean. Esto es lo más importante del pensar, porque muchas veces la opciones elegidas no son las adecuadas ya que podemos crear caos, herir a terceros, o hacernos la "vida de cuadritos" generando círculos viciosos de conducta o de relación por falta de flexibilidad. Para evitar esto siempre tenemos que pensar en nuestro bienestar y en el de los demás. Éste es el pensar correcto, donde las reglas de conducta, las creencias limitantes y el egoísmo pasan a segundo término y nos empezamos a enfocar en las consecuencias que nuestras decisiones tienen sobre nosotros y los demás. Para esto es prioritaria la pregunta de ¿para qué me sirve a mí esta decisión? ¿Qué consecuencias traería a mi y a mi entorno? Visualizar el resultado, y/o escucharlo, cerrar nuestros ojos y preguntarnos ¿qué siento al visualizar y/o escuchar este resultado? Tenemos que aprender a dejarnos sentir, para poder vivir la situación, en este caso a futuro. Y si esta opción no está enfocada al bienestar mío y al bienestar común debo generar otra con el poder de mi pensamiento, hasta encontrar la correcta.

El problema muchas veces es que al tomar cierta actitud o perder de vista lo que en Programación Neurolingüística llamamos "ecología" (algo bueno para mi y para los demás) nos empezamos a generar sentimientos tales como culpa, rencor, enojo, declaramos nuestras guerras contra los demás y podemos llegar hasta generar enfermedades tales como gastritis, dermatitis, migraña, colitis, etc.

Por último, hagámonos responsables del resultado de nuestras decisiones y contestémonos esta pregunta ¿qué podría pasar si empiezo a pensar sobre lo que pienso?

Razonar en lugar de reaccionar.

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