Jose Luis Duarte Jose Luis Duarte Author
Title: Seis errores que conducen al final de una relación por Merlina Meiler
Author: Jose Luis Duarte
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¿Es posible prevenir el final de una pareja? ¡Por supuesto! A continuación, una nota publicada por Infobae . El matrimonio y la...
¿Es posible prevenir el final de una pareja?

¡Por supuesto!

A continuación, una nota publicada por Infobae.

El matrimonio y la convivencia son dos fenómenos que ponen a prueba a una pareja. En general, el momento de dar un paso hacia adelante en una relación, ya sea para formalizar o para vivir bajo el mismo techo, coincide con la etapa en la que es primordial una renovación en el vínculo. Por lo tanto, la posibilidad de caer en la rutina resulta una amenaza enorme para el amor duradero.

Una vez que se convive, ¿hay actitudes que pueden dinamitar el futuro de la pareja?, ¿existen hábitos perjudiciales para la pasión entre dos personas?, ¿cómo se hace para mantener encendida la llama durante un tiempo prolongado?

Mariela Tesler, especialista en relaciones sexuales, analizó en detalle cuáles son los comportamientos cotidianos que pueden terminar con una pareja.

“Los papeles firmados no aseguran un matrimonio feliz. El noviazgo migra a un compartir diario que, lamentablemente, no viene con un manual de instrucciones. Es interesante saber qué sucede con el tiempo y prevenir antes de curar”, aseguró Tesler.

Es necesario mantener viva la capacidad de sorpresa en el otro para poder renovarse.

Algunos de los hábitos erróneos a tener en cuenta para que la pasión de una pareja se mantenga encendida son:

Higiene y cuidado personal
No cepillarse los dientes a diario, acostarse transpirado o dejar la puerta abierta del baño al hacer las necesidades. La lista puede ser infinita. El “dejarse estar” físicamente refleja dos realidades: ya no importa excitar a la pareja y ni siquiera existe el amor propio, porque uno no disfruta de verse al espejo. Si uno no logra estimular la pasión del otro, hay un gran problema en puerta.

La falta de comunicación
“No sólo es importante qué decimos, sino cómo lo decimos. Si en un principio todo era ‘mi amor’, ‘por favor’, ‘gracias’ y después se transforma en un permanente trato con imperativos como si fuéramos esclavos el uno del otro, estamos en problemas”, explicó Tesler. No hace falta ser melosos, pero el buen trato debe seguir existiendo para una convivencia feliz. El respeto ante todo.

Sin sorpresas, no hay amor
“La capacidad de asombro se desgasta con el paso del tiempo, es real. Pero eso no significa que alguien pueda sorprenderse con ideas creativas de vez en cuando”. Un pequeño presente en cualquier día de la semana permite esbozar una sonrisa y dar cuenta de que la otra persona pensó en uno. Que el paso de los años no aleje a las personas de ese regalo mágico.

Hay que generar nuevas salidas, tratar de escaparle a la rutina en cualquier momento.

Perder el contacto
“El beso que en un inicio es apasionado se transforma en un beso cálido. El cálido, en un piquito y el piquito en un beso en el aire o la nada misma…un ‘hola y chau’. El contacto físico fue, es y será importante (sin hablar de una relación sexual propiamente dicha) y representa un estímulo que se disfruta en todo el cuerpo”. Gracias a ese contacto, se regenera vínculo, confianza, aumenta la autoestima y uno logra conectar con el otro. Despertar los sentidos antes de que se duerman es fundamental.

Sepultar las fantasías
Una de las virtudes de las parejas constituidas es la complicidad que se genera gracias a las fantasías que alimentan el juego. Muchas veces, la frecuencia o el gusto sexual son dispares y eso no debería ser un impedimento para el disfrute. “Pedimos y damos, cedemos y recibimos. Un día compartimos la película XXX que le gusta a él, otro le pedimos que nos haga de Christian Grey. Es importantísimo saber respetar los deseos del otro y, a veces, ceder”, dijo la especialista.

No respetar la variedad
En la variedad está el gusto. En años de convivencia, la diversidad debe existir. Hay que escaparle a la tan temida rutina. Las personas son las mismas, lo que hay que modificar es la postura, el escenario, la forma. “Los que nunca quieren salir de la postura del ‘Misionero’, no se arriesgan a tener un encuentro fugaz en el auto o a innovar con un ‘rapidito’ antes de que lleguen invitados a casa, terminan asociando su matrimonio con una rutina asegurada”.

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