Jose Luis Duarte Jose Luis Duarte Author
Title: Soluciones para la contaminación del aire
Author: Jose Luis Duarte
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La mejor manera de combatir la polución del aire es no crearla o reducirla. Parece una obviedad, pero lo cierto es que, a día de hoy, ni...

La mejor manera de combatir la polución del aire es no crearla o reducirla. Parece una obviedad, pero lo cierto es que, a día de hoy, ninguna otra solución puede igualársele. Aun así, llegar a este punto requiere de soluciones que lo hagan posible, un campo en el que la tecnología y los planteamientos innovadores tienen mucho que decir.

En este artículo vamos a dar un breve repaso a la problemática que supone la contaminación del aire de cara a la degradación del entorno, la contribución a las emisiones de gases de efecto invernadero y en lo que respecta a la salud pública. A continuación, veremos de qué manera puede atacarse el problema actuando desde distintos frentes.

Cuidar los espacios verdes

Así pues, más allá de la prevención, está la acción, ya sea para evitar esa polución, en todo o en parte, como para reducirla. Un aspecto clave para el logro de dicho objetivo, que requiere, entre otras cuestiones, cuidar la masa forestal.


En efecto, potenciar y proteger los espacios naturales es parte importante de la solución que buscamos. Desde los pulmones del planeta, como es el Amazonia o la cubierta verde en general, hasta las zonas verdes urbanas o, sin ir más lejos, las plantas que adornen una oficina o tengamos en casa, por poner un ejemplo.


No solo porque los árboles renuevan el aire, sino porque también son eficaces sumideros de carbono. Así las cosas, cuidar, reforestar y ampliar las zonas verdes significa dar solución al problema, aunque sea de forma parcial.

De igual forma, los océanos son grandes sumideros de carbono, por lo que también son una forma complementaria de limpiar el aire. No olvidemos, por otra parte, que también los mares y océanos necesitan protección.

Políticas para reducir la polución del aire

Las políticas orientadas a la reducción de la contaminación atmosférica son una solución o, para ser más exactos, una herramienta que permite avanzar en la misma. Sin embargo, son muchos los obstáculos que impiden lograr este objetivo.

Entre otros, se trata de un problema transversal, por lo que afecta a muy distintos aspectos sociales, con lo que hacer política favorable a una mayor calidad ambiental es complejo. Sin embargo, no cabe duda de que sin compromiso institucional a nivel global, regional, nacional y local, poco puede hacerse al respecto.



Actualmente, el escenario es favorable en este sentido. No solo por el reciente Acuerdo de París, cuyo logro histórico hace creer en un mundo más limpio, equilibrado y respirable, sino porque cada vez existe una mayor concienciación.

Gracias a la actuación de organismos internacionales de corte activista alertando sobre la necesidad de proteger el medio ambiente, como la ONU y un sinfín de ONGs, el mundo ha ido abriendo los ojos.

Sus alertas, por otra parte, han ido paralelas a los avances científicos que hacen luz sobre lo perjudicial que es para la salud de las personas y del planeta la contaminación atmosférica.

Gracias a unas y otras cosas, ha cobrado una mayor importancia la necesidad de combatir el cambio climático y, por ende, también de reducir el CO2 de la atmósfera, entre otros gases de efecto invernadero.

Un marco que es parte de la solución, sin duda. Pero solo se concretan en resultados cuando vienen acompañados por acciones orientadas a reducir el CO2, aún tímidas pero crecientes.

Desde normativas que controlan las emisiones (transporte, industrias, etc.) hasta la experimentación con nuevas tecnologías que ayudan a reducir la polución ambiental, ya sea de forma general, como ocurre con las renovables, o en áreas concretas. Es el caso, por ejemplo, de la Smog Free Tower, una torre que se instaló en Róterdam para absorber smog.

Unas y otras medidas van sumándose, ayudando a solucionar el doble problema del cambio climático y la insalubridad ambiental, aunque todavía estamos lejos de lograrlo. Aun así, viendo la botella medio llena, podemos concluir que, en muchos casos, son iniciativas que están repercutiendo de forma positiva de cara a mejorar la salubridad del aire que respiramos, sobre todo en las áreas urbanas e industriales.

¿Qué podemos hacer nosotros?

También nosotros contribuimos a las emisiones atmosféricas polucionantes. Si bien se debe actuar a gran escala mediante políticas a nivel estatal y también empresarial, la ciudadanía también puede poner su granito de arena para proteger el entorno y su salud.

Son muchas las maneras a través de las que contribuir. La tecnología también es una gran aliada para mejorar la polución ambiental en interiores. Además de ventilar a diario durante diez o quince minutos para renovar el aire interior, por lo general más contaminado que el exterior, en el mercado encontraremos aspiradores y aparatos purificadores de gran eficiencia.


Muchos de ellos combinan distintas tecnologías para lograr mejores resultados. Igualmente, nos ayudarán las plantas de nuestro jardín, balcón o de interior, así como purificadores de aire naturales, basados en carbón vegetal, cuyo poder de absorción es enorme.

En cuanto a los buenos hábitos, de gran importancia para encontrar soluciones que acaben con la polución de aire en interiores, se trata de dejar el tabaco, mantener en buen estado chimeneas, fogones y calefacción para evitar una intoxicación de monóxido de carbono.

También se recomienda utilizar con precaución los productos de limpieza convencionales, de base química y, sobre todo, no mezclarlos. Sería ideal sustituirlos por limpiadores ecológicos y prescindir de ambientadores artificiales, así como de productos insecticidas. En todo caso, es fundamental respetar las indicaciones del fabricante.



El uso de los medios de transporte sostenibles es otra de las mejores maneras de contribuir a un aire más limpio. Desde optar por la bici para trayectos cortos hasta elegir el tren al coche y, sobre todo, al avión.

Igualmente, hace una gran diferencia reducir su uso o practicar una conducción y mantenimiento del coche eco responsable, pongamos por caso. De igual manera, a la hora de minimizar el uso del coche podemos compartirlo, trabajar en casa. En todos estos casos habrá motivos al margen de la ecología que nos ayuden a tomar decisiones verdes o, como tantas veces ocurre también, que sean estas mismas las que nos lleven a no hacerlo.

Se trata, en suma, de tomar decisiones de forma reflexionada, teniendo en cuenta el factor ecológico como uno de los elementos a considerar. No tiene por qué ser el único, qué duda cabe, pero el mero hecho de hacerlo es ya un gesto eco amigable que supone un gran paso adelante a largo plazo. Es decir, al final cuenta que el balance general sea positivo.

Ana Isan

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