Nada existe excepto el “aquí y el ahora”. Tanto nuestra idea del futuro como nuestra concepción del pasado se basa en nuestra comprensión del presente.
Estamos acostumbrados a centrar nuestra atención hacia afuera. Buscamos llenar prototipos sociales que muchas veces no se acercan a nuestra esencia. Centrarnos en el exterior nos cataloga y caracteriza subjetivamente, inclusive dramatizando situaciones que objetivas de origen, pero que nuestra mente quiere ver a través del sufrimiento.
Nuestra mente descontrolada siempre está en movimiento. Fluye continuamente entre el pasado y el futuro reconstruyendo momentos de angustia, sensaciones de miedo, experiencias traumáticas y episodios de felicidad. Repasamos el dolor y reescribimos nuestras escenas modificando lo que podríamos haber hecho o deberíamos haber dicho.
Este proceso nos quita energía y nos aleja de la tranquilidad mental porque el control se da casi siempre a través del miedo.
Sin embargo, el cambio de perspectiva es muy fácil, sólo necesitamos dirigir nuestra atención hacia adentro.
El “aquí y el ahora” te permite disfrutar del olfato, la vista, el tacto, el gusto y el oído, que están ahí para realzar la vivencia de las maravillas que te rodean a través de tu percepción sensorial. Cuando la mente interfiera para sabotear tu percepción, vuelve a tu centro, a tu interior.
Consejos para vivir en el aquí y el ahora:
1. Sé consciente de las sensaciones en tu cuerpo.
2. Cuando te sorprendas futureando o en el pasado, regrésate al presente observando los detalles a tu alrededor, hazlo sin juicio.
3. Haz ejercicios de enraizamiento como saltar por 30 segundos en el mismo lugar.
3. Enfócate en tu respiración. Inhala y exhala conscientemente.
4. No pelees con tu mente, vivir el aquí y el ahora es cuestión de práctica.
5. Combina tu práctica del aquí y el ahora con ejercicios de meditación.
Andrea de la Mora
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