El cenote de Xcalah tiene un diámetro de 25 metros y una profundidad aproximada de 46 metros. Al igual que varios cenotes del área maya fue utilizado como lugar de culto.
El primero en investigar el lugar fue el Dr. E. Willys Andrews, Nacional Geographic Society y del Programa de Investigación en Dzibilichaltun de la Universidad de Tulane.
En los buceos se hallaron piedras talladas, orejeras labradas en hueso, jarras y vasijas muy antiguas, gran cantidad de fragmentos de cerámica y cráneos humanos con la típica deformación maya.
Los buzos informaron a los arqueólogos que bajo el agua había docenas de grandes piedras rectangulares, talladas, que sugerían la existencia de un adoratorio que estaba originalmente en la orilla del cenote, como el de Chichen Itzá. Los buzos lograron retirar de las paredes del cenote varias conchas marinas incrustadas desde hacía miles de años, cuando este lugar estaba sumergido en las aguas del mar.”
Fuente: Arqueología subacuática
Pilar luna Erreguerena
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