¿Por qué sucede esto? ¿Cómo se puede evitar? Debemos esforzarnos, motivarnos, buscar cosas en común, mostrar interés en los sueños de la pareja y hacerle partícipe de los nuestros.
He escuchado a muchas personas decir “mi pareja y yo tenemos una muy buena relación”, sin embargo a la hora de profundizar, nos damos cuenta que hay detalles que entre los miembros de la pareja no se comparten. Ella no sabe cuáles son los de temores de él. Él no sabe cuáles son los sueños de ella. Conviven bajo el mismo techo, y duermen en la misma cama; sin embargo, a la hora de indagar sobre “quienes son” se miran extrañados, pues se desconocen. Los tiempos del noviazgo, las ilusiones adolescentes o de juventud, fueron menguando dando lugar a las obligaciones que implica una familia; los hijos, elegir los criterios de la respectiva educación, los gastos de la casa, las vacaciones; interminables puntos de una agenda ajetreada, y demasiado abultada para “pensar en nosotros como individuos”.
Sin embargo, el desconocimiento comienza a socavar la relación en un silencio profundo, y el otro comienza a ser un extraño conocido. La comunicación se transforma en una costumbre de intercambio de información, y el desinterés mutuo crece. Cuánto menos pronunciamos, más grande es el abismo.
Aunque muchas parejas se esfuercen y comiencen la vida compartida prometiéndose que la rutina no se hospedará en sus casas; inevitablemente sucede.
- La rutina alcanza a todas las parejas -
Pero, ¿por qué sucede? Acaso, ¿es un mal necesario?, ¿una condición innata a las relaciones? Seguramente que no. Aunque en la mayoría de los casos suceda. Creo que sucede porque no se toma conciencia real de las cosas; y a su vez esto es producto de nuestra educación:
Nadie nos “prepara” para el amor, para el contacto, para el vínculo, para sostener en el tiempo una relación de pareja con todo lo que implica.
Nadie nos “regala” un manual del perfecto amor, de lo que se debe o no hacer, de los pormenores y los por-mayores que atravesaremos en el encuentro con ese otro.
Nadie nos “estimula” a escuchar las necesidades “diferentes” de mi compañero/a como posibilidades válidas y certeras
Nadie nos “motiva” a creer en personas que estructuralmente son observadores únicos de la vida, y que las visiones contrarias a la nuestras, también pueden ser verdad.
Nadie nos recuerda que el mostrar interés por el otro, es tomarnos el tiempo de preguntarle ¿cómo te encuentras? Y tener el tiempo absoluto para escucharlo.
Nadie nos enseña que para generar una diferencia en el otro debemos comprometernos con sus sueños. Porque sus sueños son la energía que lo impulsa cada mañana a despertar y a seguir hacia una dirección concreta. Si no conozco sus sueños ¿Quién es? ¿Conoces los sueños de tu pareja? ¿Has procurado apoyarlo/a? ¿Te has involucrado en ellos?
Acaso, no recuerdas que cuando eran más jóvenes soñaban juntos, y ahora… ¿Sólo duermen?… Interesarnos por los sueños de los otros, es hacerlos importantes. Es valorar sus anhelos, proyectos, deseos. ¿Y tus sueños? ¿Tu pareja conoce tus sueños? ¿Se los has contado? ¿Qué es una buena relación entre dos que no saben de sus tesoros personales?
Autor: Chuchi González.
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