El amor no siempre es un lecho de rosas.
Se dice que hay personas que no saben amar. Yo cambiaría este enunciado por: hay seres que aman de manera enfermiza.
Porque poner en tela de juicio si quien falta el respeto, miente o maltrata (ya sea de manera verbal o física) tiene sentimientos profundos o no por el otro es minimizar el problema. Démosles el beneficio de creer que sí están enamorados, pero su conducta es nociva.
Se trata de gente que tiene esa manera de vincularse en una relación de pareja (y, probablemente, en otros ámbitos, también).
Por más que esa persona atraiga o te proponga una relación estable, lo más sensato es que te mantengas alejado. Ya que el maltrato suele aumentar su intensidad con el transcurso el tiempo y te verás en situaciones que ni imaginas (o que tal vez, ya estás padeciendo).
No importa la razón por la cual se comportan de este modo, si han sufrido de niños o han tenido malos ejemplos. Porque pensar en qué los motiva podría llevar a que los justifiques y los aceptes. Y esto no es aconsejable, bajo ninguna circunstancia. Ellos bien pueden intentar trascender sus frustraciones y apostar a un vínculo luminoso, como tantos otros han hecho.
No supongas que porque tienes una visión idealizada del amor o porque en tu casa se han tratado siempre con cariño y con respeto, las demás personas comparten tu visión sobre cómo debería ser una pareja. La imagen que tengas es exclusivamente tuya: comprueba si quien ha llamado tu atención la comparte y, de no ser así, antes de seguir avanzando, pon distancia. O, si ya te has embarcado, establece un número limitadísimo de intentos para ver si cambia de actitud.
Ten en cuenta que si no haces nada y te dedicas a aguantar y a esperar que todo cambie mágicamente, eres tú quien está decidiendo quedarse en esa relación poco (o nada) saludable, tratando de comprobar permanentemente cuál es el límite del dolor que puedes soportar.
No hay excusa posible para un mal amor. Te mereces lo mejor, buen trato, dulzura, atención, respeto, compañerismo y todo lo que alguna vez hayas soñado para tu vida. Existir, ¡claro que existe!
La responsabilidad de solo decirle SÍ a un buen amor es tuya.
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