Jose Luis Duarte Jose Luis Duarte Author
Title: ¿Qué idioma habla tu pareja?
Author: Jose Luis Duarte
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Todos hemos sido testigos de los cambios de la sociedad durante los últimos 40 años Especialmente en lo concerniente a la familia y la parej...
Todos hemos sido testigos de los cambios de la sociedad durante los últimos 40 años Especialmente en lo concerniente a la familia y la pareja

Antiguamente, los roles estaban definidos y mientras que el hombre era proveedor del sustento de la familia, la mujer lideraba el rol emocional y afectivo. Se encargaba de que hubiera armonía en casa y de que los niños estuvieran atendidos y educados.

Poco a poco se van produciendo cambios y la estructura familiar se expande formando un abanico lleno de opciones. Surge una especie de machismo-feminismo en el que cada uno quiere conservar sus derechos pero obtener cierta ventaja de dichos cambios.

La mujer sigue buscando de forma inconsciente la seguridad económica en el hombre, fruto de una herencia atávica de millones de años de evolución. El coste de la reproducción, los meses de embarazo y cuidado de los pequeños la empuja a buscar esa seguridad. El hombre que ya no necesita hipotecar su vida y apostar por una sola mujer, quiere libertad sin responsabilidad compartida. Se forman en muchas ocasiones luchas de poder que empujan de forma gradual a la ruptura.

Parece ser es que estas grietas aparecen porque, hombres y mujeres, pensamos, sentimos y somos diferentes y precisamente de ahí nace la atracción.

Tal vez, muchas rupturas podrían haberse evitado si la pequeña grieta hubiera sido reparada desde el principio. Si hubiéramos sido conscientes de las necesidades del otro y de hacer entender las nuestras para crear juntos un espacio de armonía. Aprender a generar acuerdos que nos ayuden a crecer juntos y así poder GANAR-GANAR.

Cuando esa grieta se ha hecho grande en realidad se produce un abismo de incomprensión. La comunicación desaparece y parece imposible entenderse, es como si se hablara distintos idiomas o se emitieran diferentes frecuencias de radio.

Una de las ventajas actuales es la libertad pero esa libertad tan apreciada por todos implica responsabilidad. Esto supone ser consciente de que la “batalla” ganada hoy puede desembocar en una guerra mañana, pero… una guerra SIN VENCEDORES. No se trata de tener razón sino de construir a partir del respeto, acuerdos satisfactorios para ambos.

Todo esto en principio es muy fácil de decir pero en la práctica, suele haber bloqueos emocionales, silencios que cortan el aire y deseos frustrados. La realidad de cada uno que casi siempre es subjetiva lleva acumulada un sinfín de falsas interpretaciones de la realidad del otro y cuando la casa se derrumba las fuerzas parecen haberse agotado.

A base de repetirte que las cosas no funcionan, acabas teniendo razón. Nuestros pensamientos condicionan nuestra conducta

Al igual que llevamos nuestros vehículos a revisión periódicamente para asegurar el estado del líquido de frenos y los diferentes componentes, tal vez, de vez en cuando sería positivo pararse a pensar qué está ocurriendo.

Cuando las relaciones se contaminan se produce la ceguera cognitiva.

La solución algunas veces es mucho más sencilla de lo que parece.

A tener en cuenta:

No existen los fracasos: tan sólo resultados, por lo tanto si lo que haces no funciona, haz ALGO DIFERENTE.

Es muy frecuente en mujeres, hacer reproches de forma vaga con la intención de que el otro cambie su comportamiento pero sin concretar y sin hacer un feedback positivo y estimulante que le ayude a crecer.

Por otra parte el hombre se suele refugiar en su trabajo para huir de ese turbulento terremoto emocional con el que comparte su vida y que le acaba desquiciando. Utiliza la técnica del avestruz: “Si no veo, seguramente dejaré de sentir frustración e impotencia”… mientras tanto la grieta se sigue ensanchando.

La labor de un coach puede ser de gran ayuda para construir unos pilares sólidos y sustituir el aire viciado por un aire fresco y renovado. Si crees que puedes conseguirlo, lo lograrás, en caso contrario, de nada te sirve “tener razón”.

Asegurar que eres “poseedor de la verdad” no te va a ayudar a ser más feliz.

Marta Fedriani
Coach Personal

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