A determinadas emociones se les ha colgado injustamente, el cartel de “negativas“
Para entenderlas vamos a entender PARA QUÉ las sentimos…
La tristeza, nos aplaca para que recuperemos fuerzas, para que gestionemos los duelos de forma gradual y nos motivemos para nuevas experiencias. Es equivalente a una hibernación.
El miedo, nos protege de los peligros, nos puede salvar la vida, nos prepara para salir corriendo.
La rabia, nos ayuda a poner límites, a decir lo que nos molesta, tensiona nuestros músculos preparándonos para la lucha.
Una vez que hemos comprendido su función biológica, os voy a sugerir como soltarlas, para ello vamos a utilizar una herramienta de Coaching muy eficaz.
Cómo soltar las emociones negativas
En primer lugar siéntate y cierra los ojos, permítete sentir en toda su intensidad la emoción que quieres dejar ir…respira y déjate sentir más y más…vuelve al momento en el que te sentiste dolorido y responde estas preguntas:
¿Dónde la sientes, en el estómago, en el pecho…? ¿de qué color es? ¿qué forma tiene? ¿qué sonido? ¿A qué huele? ¿Cuál es su textura?…
Una vez que te la has imaginado bajo estos parámetros, la has transformado en un objeto (..quizás sea un círculo rojo brillante que grita..)
Ahora, sigue estos pasos:
1. Abre los ojos y levantate dejando la emoción donde tú estabas. ¿Qué observas? ¿Qué sientes hacia ella? Aléjate un poco, ¿Qué observas? ¿El dolor disminuye, aumenta…?
Aléjate un poco más, cambiando el ángulo, ¿Qué sientes ahora? ¿En qué grado aumenta o disminuye el malestar? Continua alejándote y cambiando de ángulo hasta que llegues a un
lugar donde la observes y no te duela, o lo haga de una manera mucho menos llamativa. Puedes incluso alejarte y buscar un punto donde observes, con tu imaginación, tanto a la emoción como a ti mirándola, donde seas “un tercero“ quizás esto te ayude a disociarte todavía más de la misma.
2. Ahora que la sensación hacia ella ya no es negativa, puedes tratarla de forma objetiva.
Pregúntale para qué está en tu vida en estos momentos, pregúntale qué necesita para marcharse y decide si estás dispuesto o no a dárselo. Negocia y llega a un acuerdo en el que ganéis los dos, comprométete con ella y contigo mismo a cumplirlo.
3. Agradécele que te haya acompañado durante un tramo de tu camino e imagina que se diluye, que se esfuma….despídete de ella.
“Desaprender la mayor parte de las cosas que nos han enseñado es más importante que aprender.” Eduardo Punset
Recuerda dejar esta experiencia y vuestro trato por escrito, observa los resultados… serán sorprendentes…
Susana Iglesias
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