Además de las circunstancias que resultarían obvias, piensa con total sinceridad si en tu vínculo se presenta alguno de estos signos de alerta:
. Tu pareja expresa que te ha formulado un reclamo varias veces y tú no lo registras: esta es una de las principales causas de fricciones. Si en tu cabeza resuenan frases con este contenido: “no me escuchas”, “no registras lo que te digo”, “te repetí lo mismo una y otra vez” y no entiendes bien a qué se refiere o sientes que has intentado realizar cambios y sigues recibiendo la misma respuesta (que indica que tu interlocutor/a aún percibe el mismo resultado), habla sobre el tema. Que él o ella te especifique claramente a qué se refiere, te dé ejemplos de lo que quiere o no quiere.
Es que los malos entendidos atentan contra las relaciones. Algunas veces pensamos que estamos haciendo lo correcto pero el otro espera otra reacción y solo se trata de falta de sintonía en la emisión y en la recepción de los mensajes.
. Ha habido un cambio de actitud: él o ella te tratan de un modo distinto y no sabes a qué atribuirlo, ya que consideras que no ha acaecido ningún hecho excepcional que lo amerite (como por ejemplo: mudanza, nacimiento, modificaciones en el trabajo).
. Hay temas que prefieres no tratar para no herir, para no sufrir o para dejarlos en el pasado: los silencios crecen con el tiempo y van invadiendo todas las áreas de las relaciones (incluso la cama). Si hay un hecho difícil de superar que tuvo lugar entre ustedes dos, tratar de taparlo con un dedo no solo no aliviará la situación, sino que la irá empeorando con el tiempo.Enfrenta los fantasmas para que se disipen y para que ustedes dos tengan la oportunidad de volver a ser felices.
. Se produjo una circunstancia dolorosa y tu pareja la trae al presente constantemente, con reproches, culpas, etc. Esto sería lo opuesto a la alerta anterior. Ofrece tratar el asunto por última vez, hagan los mea culpa necesarios, agoten el tema y acuerden los dos no volver a resucitarlo en ninguna circunstancia futura (peleas incluidas).
. Te sientes dejado de lado: por hijos, trabajo, familia o amistades. Más allá de la razón específica, si sientes que tu amor no te presta tanta atención como antes, puedes llegar a estar propenso a desear o a querer experimentar ciertas cosas que atenten contra la integridad del vínculo.
. Hay críticas o discusiones constantemente: poner un STOP a este tipo de desgaste es posible si resuelves tomar el toro por las astas y llegar al nudo de la cuestión, o sea, qué genera esta clase de roces permanentes. Juntarse en un lugar neutro para hablar y acordar una manera de entender qué provoca estas reacciones y buscar juntos la manera de desactivarlas suele dar resultados altamente positivos.
¿Conoces algún otro signo de alerta en una relación?
Fuente:
Mejora Emocional
Publicar un comentario