El ser humano ha venido a este mundo desprovisto de tantas cosas, somos tan vulnerables cuando bebes… el ser humano tiene al nacer, en su primera infancia tan solo dos necesidades básicas: alimentación y afecto. Si a un bebe se le da alimento nada mas y nunca se lo acuna o se le acaricia, posiblemente entristecerá y decaerá inexplicablemente, si le damos tan solo afecto y no le damos comida, perecerá. Estas necesidades, al correr el tiempo se diversifican y se complejizan de tal forma que al ir creciendo tenemos varias necesidades que son producto tan solo de aquellas dos básicas del principio. Al madurar continuamos con nuestra búsqueda interior del afecto y satisfacción de nuestro cuerpo, sea en el alimento como también en el goce de sensaciones corporales. Abrimos un abanico de posibilidades y huecos a llenar con cada experiencia vivida, sucede que no siempre podemos llenar esos vacíos con lo que creemos puede hacerle bien a cualquiera, algo en nuestro interior nos alerta que falta "algo"…. un indefinible algo. Muchos lo relacionan con algún fracaso sentimental, social, laboral, etc, pero en definitiva ese "algo" es ni mas ni menos que energía, ganas de hacer, de obrar, de caminar, de vivir mas intensamente la vida y no creer que somos los eternos bebés. Estamos hechos de experiencias pasadas y encarnadas en un hoy que nos hace ser lo que somos, estamos hechos de recuerdos porque constantemente nuestro pensamiento recorre la conciencia buscando recursos existentes para nuestro sostén… pero, ¿que pasa cuando los recursos encontrados no se ajustan a las necesidades tan complejas que tenemos hoy? Sobreviene un colapso interior y nos tildamos. Nos quedamos contemplando un vacío espiritual. Es entonces cuando somos conscientes de lo débil de nuestra espiritualidad. El pensamiento nos lleva a la toma de conciencia de una situación para lo cual no tiene recursos. No tenemos, entonces, respuesta para eso.
Es cuando deberías recordar y aplicar aquellas palabras: "Cuando no se tiene nada, es el mejor momento de comenzar a tenerlo todo", quizás un borrón y cuenta nueva… tal vez enriquecer el interior con la espiritualidad que hace tanta falta… a lo mejor empezar a contar con lo que tenemos y no hacer inventario de lo que nos falta…
Ya no estés triste o llevando a cuestas una depresión que agota los sentidos y adormece al pensamiento. Vístete de nuevo esta mañana y sal al mundo y observa que la eternidad te rodea hasta en sus más ínfimos detalles. Observa el juego de los niños, escucha el canto de los gorriones, siente el viento rozando tu piel. Eso es la vida que canta sus mejores estrofas. Es la vida misma invitándote a bailar entre sueños de estrellas y luz de mediodía. No estés triste. Pronto llegará el dia en que te sentirás feliz. Nada es para siempre, y menos las depresiones.
Canta una canción a solas o invita a un amigo a cenar. Haz un regalo a quien quieras. Sientete en plenitud, todo te ha sido dado para que lo uses y lo mejores, para que le saques brillo y te sientas bien, porque el universo no estaría completo si no estuvieras hoy.
Ama. Amate y dejate ser.
Extraido de
"El Libro de Oro de los Angeles"
de Miguel Angel Arcel
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