No deberíamos iniciar una relación con la intención de querer cambiar a la otra persona, señalándole sus errores y limitaciones desde nuestro punto de vista, porque, entonces, la relación podría convertirse en una especie de campo de batalla, donde nos atacamos y nos defendemos la mayor parte del tiempo, perdiendo así la posibilidad de hacer crecer el amor y de disfrutar de la mutua compañía.
Somos diferentes por diversas razones: familiares, culturales, religiosas, sociales, inclusive por lo que aprendimos de nuestras experiencias anteriores. De manera que si existe amor verdadero, amistad y un sueño común, podremos aceptarlas y aprender a vivir con ellas, sin que se conviertan en un motivo de peleas constantes y hasta de separación. En la mayoría de los casos no nos conocemos lo suficiente como para saber a ciencia cierta cuál es la cara que le damos al mundo, cuál es el tono emocional que acompaña nuestros comentarios, cuáles son nuestras palabras o frases más frecuentes. Por eso, es muy importante tomarnos un momento, al final de cada día, para hacer una especie de introspección, recordando lo que nos pasó, lo que hicimos, cómo nos sentimos y cómo hicimos sentir a los demás, de manera que podamos hacer pequeños ajustes en nuestro comportamiento para así tener mejores relaciones y una vida plena.
En lugar de resaltar y atacar las diferencias con tu pareja, fíjate en sus mejores características, en la afinidad que comparten, en todo lo bueno y lo positivo que también aporta su presencia a tu vida. Tal vez así te sea más fácil aceptarla como es y construir acuerdos, antes de que estas se conviertan en un problema. Estar dispuestos a comprender al otro, a escuchar su punto de vista, a conocer sus razones o la causa de su comportamiento, es una muestra de amor, de comprensión y de madurez.
Claves para manejar las diferencias
- Aclara la intención de su actitud, comportamiento o comentarios.
- Escucha sin interrumpir y suponer qué siente.
- Dale siempre otra oportunidad.
- Aprendan juntos de sus diferencias y de cómo manejarlas.
- Conversen y lleguen a acuerdos que los hagan sentir queridos, aceptados.
- Eviten decir: "Tú siempre, tú nunca, es que siempre es igual, a ti no te importa... porque lo más probable es que no sea cierto y que esto agrave la situación.
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