Casi se enloquece y, terminado ese plazo, le dijeron que la prueba se prolongaba otras dos semanas y que colaborara en la cocina.
Lo logró a regañadientes porque su verdadero sueño era hablar con el sabio maestro que había ido a buscar.
Al fin pudo verlo y el maestro le preguntó si había encontrado lo que estaba buscando.
Respondió que al inicio creía estar perdiendo el tiempo y al final había descubierto algo: no tenía que buscar afuera sino adentro.
El maestro sonrió y agregó: “Estás cerca de la verdad. Puedes irte o quedarte porque ya sabes dónde está el camino.
La clave está en dos palabras: amor y armonía. Ellas encierran toda la sabiduría que no está en los libros”.
Desconozco a su autor
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