La verdadera labor de aquellos que se sienten diferentes porque tienen una perspectiva más positiva y sabia de la vida, consiste en actuar siempre de acuerdo a sus valores y parámetros positivos de vida, aun a pesar de que las demás personas a su alrededor no lo hagan e insistan en confundirlos y provocarlos para hacerlos actuar de la misma manera que ellos.
Hace algún tiempo leí una frase bellísima y muy profunda que decía: "Las personas que más te afectan se convierten en tus maestros perfectos, porque ellas te dan la oportunidad de practicar la comprensión, el amor incondicional, la paciencia y la aceptación verdaderas". Como ves, es mucho lo que podemos hacer para transformar al mundo con nuestra actitud y comportamiento diario consciente. Podemos sembrar paciencia, tolerancia y confianza en la medida en que no permitamos que los demás nos contagien con su mala actitud y envenenen nuestro espacio personal con su agresividad, resentimientos, temores y frustraciones. Y si lo consiguen... evitemos justificarnos, pues no hay razón suficiente para actuar con violencia, pensemos, más bien, en cuáles son las razones ocultas por las cuales reaccionamos de esa manera y así tal vez descubramos alguna herida del pasado que aún no ha sanado, para afrontarla y ocuparnos de ella.
Lo más fácil es dejarnos afectar por las actitudes, los comentarios y el comportamiento negativo de los demás para terminar reaccionando de la misma manera que ellos. Si en lugar de permitirlo, nos tomamos un par de minutos para pensar en cómo vamos a responder, en lo que vamos a decir y en lo que realmente queremos lograr con nuestra acción, seguramente conseguiremos el cometido y, además, seremos nosotros y no las circunstancias, quienes conduzcamos nuestra vida. No nos dejemos contagiar por la indolencia, el pesimismo, la agresividad o el temor de los demás.
Decidamos experimentar "la mirada interior". Esta es una práctica que consiste en vernos a nosotros mismos con gentileza, pero con objetividad y firmeza, para asumir el compromiso de cambiar aquello que, presente en nosotros, nos impide entregar y tomar lo mejor de la vida.
Si logramos reconocer y transformar esos aspectos negativos de la personalidad, seremos capaces de aprender, crecer, madurar y tomar el control de nuestra vida para reflejar nuestra verdadera naturaleza esencial.
Maytte Sepulveda
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