Más allá de lo que los demás piensen o de las presiones sociales o culturales, si logramos dejar de lado y aislarnos de lo que nos circunda para enfocarnos en nuestro interior, al menos momentáneamente, hallaremos las respuestas que estamos buscando. En forma de señales claras, nítidas e inconfundibles.
Piensa por unos instantes en algo que quieras resolver y vienes dando vueltas y vueltas, o en una respuesta que has estado deseando hallar hace tiempo y parece no llegar o cuyas posibles opciones aún te llenan de dudas e incertidumbre.
En relación con este asunto, al pensar en él y tratar de encontrar la salida, ¿te topas con alguna de estas circunstancias (las mismas o bastante similares)?
- Angustia (con síntomas físicos como jaquecas, estómago revuelto, problemas para conciliar el sueño, etc.)
- Desconfianza de si realmente dará un punto final a la cuestión
- Dudas si es realmente lo que deseas
- Sabes que otra persona estaría feliz con tu decisión, pero esto no te alcanza a ti en lo personal
- Es lo que “debes” hacer porque se espera que reacciones de ese modo
- Tratar de hacer un cambio radical implicaría el sufrimiento de otros y es mejor evitarlo
- Pospones tomar cartas en el asunto, pensando que en algún momento se decantará solo
Para mí, todo esto nos da la pauta de que lo que hicimos hasta ahora no es el camino que nos llevará a la decisión que precisamos tomar por nosotros mismos. Y aquí es donde lo mejor es ampliar el panorama y abrirnos para ver las señales que, irrenunciablemente, se nos presentan periódicamente.
Pueden aparecer en forma de gente (por ej., dudas si la persona que está a tu lado es para ti y aparece alguien que te “mueve el tapete”), de hechos concretos (tu pareja o un familiar te maltrata verbalmente y, con el transcurso de los años, no ha habido cambios) o incluso, de percepciones (estás por hacer un negocio con alguien conocido, hay “algo” que no te cierra y notas que tiene ciertas actitudes extrañas con el manejo de su dinero propio).
También hay manifestaciones físicas que nos indican que algo o alguien no son para nosotros, al menos no de la manera en que los hechos se plantean actualmente. Si por ejemplo, cada vez que tu jefe te pide un trabajo urgente con una fecha límite imposible de cumplir tú tienes palpitaciones, buscas desesperadamente un cigarrillo o sientes una presión insostenible en el pecho, a las claras, esta situación te está haciendo daño. De ti depende reaccionar de una manera que preserve tu salud emocional y física (¡tus tesoros más importantes!) para intentar manejar esta clase de exigencias de otro modo – y tal vez, las señales te están indicando que ese trabajo no es para ti o que valdría la pena intentar un traslado a otra área, con otro jefe.
No leer, escuchar o conectarnos con las señales que se nos aparecen suele drenar nuestra energía y dejarnos propensos al estrés, al mal humor y a contraer enfermedades. En cambio, tenerlas muy en cuenta y sobre todo, confiar en nosotros mismos y en nuestra intuición, nos llevará a tomar las decisiones más apropiadas para nuestro bienestar.
¿Sueles prestarle atención a las señales que se te presentan?
Fuente:
Mejora Emocional
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