Cada persona tiene el control de las riendas de su vida, y la facultad de realizar elecciones saludables. Cada persona es responsable de su destino y de determinar qué hacer y cómo vivir en el futuro, qué aceptar y qué rechazar. Asimismo, cada persona necesita alcanzar sus propios objetivos y poner sus propios límites. Si uno de los miembros de la pareja no lleva las riendas de su propia vida, el otro lo hará. Y podrá escoger a su antojo lo que hacemos y lo que no, hasta niveles impensables…
En muchos casos no resulta sencillo diferenciar entre los pensamientos, los objetivos y las aspiraciones que pertenecen a uno y aquéllos que pertenecen a la pareja. Esto está relacionado con la manera en que delimitamos nuestras fronteras como individuos y en el tiempo que hace que formamos parte de este vínculo. Si se genera confusión con respecto a lo de uno y a lo del otro, uno o ambos se ven desdibujados en lo individual y esto genera fricciones y desentendimiento, sería conveniente poner límites y ver qué parte es de cada uno y qué parte es la común, en la pareja.
Es que después de un tiempo de estar juntos, los límites se entremezclan y cuesta separar el bagaje original que cada uno aportó al vínculo. Los miembros de una pareja se mimetizan en ciertos aspectos, en lo relativo a características que originariamente sólo uno poseía. Esto que puede parecer una forma de orden en la modalidad vincular y de acoplamiento a la otra persona, enmascara un caos subyacente ya que muchas de las cualidades en cuestión no le pertenecen a quien las ha incorporado, tan solo reflejan al otro. Se puede desencadenar crisis de distinta índole, y que la persona se sienta sin rumbo y no se reconozca.
De igual modo, es usual que nos encontremos con dos tendencias contradictorias y dudemos al momento de tomar una resolución si cumplir con los requerimientos individuales o los de la relación. Para elegir qué hacer, tengamos en cuenta nuestro propio bienestar y el del vínculo que deseamos preservar, sin relegar aspectos de nuestra personalidad. Al estar en sintonía con nuestro yo interno, podremos reconocer más fácilmente qué necesitamos y qué buscamos lograr en los dos ámbitos. Ser fiel a estas dos variables es la meta a alcanzar y el desafío a resolver.
Fuente:
Mejora Emocional
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