Mi manera de ver, vivir la vida era siempre la de una persona impulsiva, impaciente, creativa; extremista soñadora, explosiva y un tanto caprichosa y posesiva con todo y nada. Caminando contra corriente pero de ideas y valores firmes. Sin embargo, con el paso del tiempo estas fueron las lecciones que dejo en mí:
A disfrutar y valorar los pequeños detalles.
Todo tiene su tiempo en esta vida y esto es: situaciones, relaciones inter-personales y experiencias que se tienen que vivir. No puedes adelantar, forzar algo, ya que con eso sólo te llevará al fracaso.
Que mi corazón estaba en las personas y cosas que realmente me importaba.
A pedir disculpas cuando sabía que mi comportamiento no era el adecuado, dejando a un lado el orgullo siendo una persona humilde.
Descansar, mas, nunca desistir de mis sueños, sino hacerlos realidad y jamas darme por vencida.
La paciencia, puesto que nada ganaba con querer comerme el mundo en un instante.
A dar a los demás sin esperar nada a cambio, puesto que los sentimientos nunca se agotan.
Esto y más quedó en mi, sobre todo me enseño a ser una persona auténtica. Simplemente, me enseñó que el riesgo más grande que vale la pena y debemos correr, es vivir sin importar cuantas veces descanse, siempre hay algo nuevo que aprender.
Nadia Kabande Toledo
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