llenas de arrugas
y desengaños,
se escurrieron entre sus dedos
los anhelos de un mañana
Manos
grabadas a fuego
con el cincel
de un escultor de falsedades
en el taller de la ironía
Manos
hoy ya vacías,
sin color,
sin dolor,
sin ... nada
...
...
Maria Glez Méndez
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