Nadie nos explica que primero deberíamos ser felices para luego buscar el éxito. Cuando disponemos de una actitud positiva y equilibrada, de una personalidad alegre, de una gran seguridad en nosotros mismos, de una sólida base de principios, de una disposición natural a relacionarnos con los demás sin prejuicios, y sabemos disfrutar de lo mucho o poco que tenemos, seguramente estas condiciones nos llevaran a encontrar el éxito, a triunfar en la vida, para así poder sacarle todo el provecho a nuestros logros. En otras palabras, la actitud de felicidad que proyectemos puede aumentar exponencialmente nuestras posibilidades para lograr el éxito.
La gente feliz ve la vida como una oportunidad de crecer y realizarse, asume riesgos y es generadora de proyectos. Tiene fe en ella misma y en lo que hace, y si cae, se levanta con facilidad para empezar de nuevo aprendiendo de los errores. Son personas que tienen fe en la vida, saben que esta es su gran aliada y que conspira para ayudarlas. Ellas le sonríen a la vida y esta les sonríe a ellas. La felicidad es un estado de ánimo que nos genera entusiasmo, claridad mental, motivación, disposición y confianza para identificar oportunidades, crear estrategias y lograr metas y objetivos en consecución del éxito.
Una persona feliz es más amable y solidaria, inspira confianza, y esto hace que sus relaciones sociales sean más amplias y satisfactorias, elemento esencial para la consecución del éxito personal.
Maytte Sepúlveda
Publicar un comentario