Sabía muchas cosas, pero no se las quería creer. Veía muchas cosas pero siempre trataba de mirar para otro lado. Escuchaba muchas cosas pero con el ruido de los días trataba de no oírlas.
Los años van pasando, la vida se le escurre de las manos, el dolor es cada día más amargo porque ya no sólo es su corazón el que sufre, ve como los que más quiere sufren a su lado y eso mina cada segundo de su vida.
Le duele el corazón, pero más le duele no ver las sonrisas de ellos
No fue capaz de decir " basta ya ". Y ahora se ve abocada a un dolor constante. Y ahora se da cuenta que embarco en esa nave sin rumbo, en que se convirtió su vida, a los seres de sus entrañas.
Sólo quiere, sólo pide, sólo anhela que todo llegue a su fin ...
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Maria Glez Méndez
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