También es cierto que cuando escuchamos que vamos a ser padres, se vienen a la mente muchas cosas. La revolución de emociones circula desde la alegría hasta la incertidumbre de no saber qué vamos a hacer o no sentirnos preparados, ser padre es el cargo más importante que un hombre puede realizar en su vida. Aun cuando fuera un alto funcionario, un gran ejecutivo, un renombrado profesional, cuando le dicen que va a ser papá, siente temor ante el reto y es que es un reto para toda la vida, un reto que trascenderá en la vida del hijo y de las futuras generaciones.
La herencia que dejamos a nuestros hijos no hay que medirla solamente en herencia material, eso es importante, pero no tanto como formar el carácter de este pequeño, liberar todos los sueños que pudiera tener y apoyarlo para alcanzar su propio éxito. Sobre todas las cosas, una herencia de esperanza, de justicia, de amor. Una herencia espiritual llena de fe.
Desde el embarazo, papá puede involucrarse formulando a su pareja una simple pregunta: ¿cómo te ayudo? A veces ni ella sabe lo que está sintiendo, pero, si sabe que usted está allí y que quiere ayudarla, la tranquilizará, a veces la respuesta será "quédate a mi lado un momento más", otras veces será "alcánzame el zapato"; lo que importa es que trate de involucrarse en sus emociones y en lo que está viviendo.
En la medida de sus posibilidades acompáñela al médico; tome su mano y abrácela, dígale palabras de ánimo cuando la panza ya no la deje caminar bien y comprenda cuando por la mañana esté más cansada que antes porque ya no puede dormir. Dígale lo linda que se ve cuando tenga que dejar de trabajar si la suspenden y colabore lo más que pueda en arreglar el dormitorio en donde va a estar su bebé.
Recuerde que esta alegría está rodeada de muchos cambios en su pareja, así que sea paciente y bríndele mucha atención cuando se sienta cansada y frustrada por no poder hacer todas las cosas que hacía antes, si puede hágalas usted mismo o pida ayuda. No tenga pena de pedir ayuda, le aseguro que muchas mujeres en su familia estarán encantadas de ser útiles para la futura mamá, es algo que entre mujeres entendemos y se llama sororidad.
Si su médico o la institución en donde va a nacer su hijo se lo permite, acompáñela en el parto, estar lo más cerca que pueda de su pareja no solo le ayudará a comprenderla aún más sino que verá que con la experiencia crecerá mucho más su amor por ella y el vínculo que ha formado con su hijo desde que le hablaba y cantaba mientras estaba en la panza, se fortalecerá.
Ver de primera mano los ojos de su hijo es algo que ningún papá debería perderse, sentir el olor con el que nace y que su hijo lo sienta, impregnarse uno con el otro e iniciar la configuración familiar es primordial para su bebé. Supongamos que ha sido una cesárea y su esposa no puede arrullarlo y darle de mamar porque la tienen los médicos, entonces, en cuanto nazca pida que le den a su hijo en brazos, piel con piel y dele la bienvenida, (muchos médicos están dispuestos a hacerlo, pero siempre es mejor si le dice sus deseos antes de que llegue el momento para que él pueda dar la orden al personal de enfermería y lo dejen cargar al bebé) está comprobado que los bebés que han sido arrullados por sus padres después del nacimiento, son bebés muy tranquilos.
Y si ha sido un parto natural (sin epidural claro), pues naturalmente que mamá le dé de mamar inmediatamente, apresurará el proceso de lactancia y fortalecerá el reflejo de succión en su hijo y usted como papá dígale a su hijo cuanto le ama y cuanto estaba deseando verlo. La experiencia de ser padre debe ser vivida con todo, no se la pierda y disfrútela. Espero que me cuenten, como siempre lo hacen, de todo lo que les ha tocado vivir, les deseo lo mejor pero sobre todo, que puedan gozar de cada etapa de ser papá.
Ileana Páez-Hanser
Psicología Perinatal
Licda. Psicóloga Clínica
Especialización en Psicología Perinatal
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