En primer lugar, dejar de pensar que tu pareja por el hecho de quererte tiene la obligación moral de hacer todo lo que a ti te gustaría porque no es así. Más allá de ser tu pareja es una persona autónoma e independiente que tiene sus propios deseos y su criterio a la hora de saber qué quiere. En base a dicha independencia, piensa, simplemente, que tu pareja tiene sus motivos para actuar de cierto modo. Por ello, escúchale para poder comprenderle.
Toma la diferencia como una fuente de riqueza porque sería muy aburrido estar junto a alguien que siempre se comporta igual que tú. Para finalizar, pon en práctica tu propia autonomía: si quieres lograr un objetivo hazlo por ti mismo aunque en dicho proyecto no esté implicada tu pareja como protagonista. Sin embargo, sí que puede acompañarte a ti en tu camino y vivir tu alegría de una forma indirecta.
La frustración, vivida de una forma habitual no es buena. Por ello, cuanto antes aprendas a aceptar las cosas tal y como son mejor. Puedes realizar el ejercicio de anotar en un papel qué cosas no soportas de tu pareja y te generan más frustración para tomar conciencia de ellas, y a partir de allí, empezar a tomarte las cosas de otra manera.
Fuente:
http://sonpareja.com
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