Como mujeres, sabemos qué difícil es poder encontrar a otra mujer que nunca ha sufrido alguna inseguridad por mostrar y admirar el propio cuerpo. El cuerpo es el vehículo que traslada el alma y al verla reflejada en un espejo, ahí aparecerá lo bueno y lo malo de la propia historia.
La aceptación y comodidad con el propio cuerpo son parte indispensable de una sexualidad sana y disfrutable; también es parte primordial de la autoestima de la mujer, porque ésa es la forma en que se muestra ante la pareja.
La mirada del espejo llega a ser incómoda. Sin embargo, primero que nada debemos aprender a observar que nuestro cuerpo es parte de nuestra historia personal. Las arrugas, las curvas, las cicatrices son parte de la historia y nos hacen quienes somos hoy. Al vernos como realmente somos, la meta es llegar a aceptarnos y querernos, para luego lograr mostrarnos a los otros.
Esta mirada personal tiene que ser sin juicios, sin evaluaciones, sin sanciones y sin comparaciones, porque si lo hacemos así, solo lograremos sentirnos mal... y la idea es aprender a aceptarnos como somos.
Como esta mirada no logra ser fácil, sigue los siguientes pasos para ir logrando llegar al objetivo de aceptarte:
- Tener un espejo de cuerpo entero.
- Tomarse el tiempo para irse desvistiendo de poco a poco frente al espejo.
- Mientras te vas quitando prenda por prenda, observar cada una de las partes del cuerpo desde cada ángulo posible para irte conociendo.
- Al ir admirando cada parte del cuerpo encuentra cosas positivas en cada una. Si primero vienen los negativos o descalificativos, hay que ir encontrando siempre la parte o sensaciones positivas que esa parte te ha he hecho sentir.
- Cuando hayas logrado verte completa al espejo y admirarte, trata de ir compartiendo esa desnudez en otras áreas de la casa, como el cuarto, la sala, dormir desnuda, etc.
- Al lograr normalizar la desnudez como parte propia de ti, y disfrutarla, como lo es disfrutar contigo misma, ve compartiéndola con tu pareja.
La autoaceptación de nuestro cuerpo nos lleva a cuidarlo más, a valorarlo más, además de aprender a verlo como parte de nosotros, y no como algo que tenemos que cargar.
El querernos como somos nos lleva a enseñarnos tal cual somos, sin penas, ni vergüenzas, ni miedos; sino que logrando la plenitud de la belleza de ser mujer.
Yoshi Alcalá
Psicología y Sexualidad
Licda. Psicología Clínica
Conferencista en temas de Sexualidad
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