Por lo menos una vez al día me siento en silencio y entro en mi interior para comunicarme con la sabiduría y el conocimiento que están siempre ahí; solo a una respiración de distancia. Las respuestas a todas las preguntas que alguna vez haré están allí esperándome.
Meditar es una alegría para mi. Me siento en silencio, hago unas cuantas respiraciones, me relajo y voy a ese lugar de paz que hay en mi interior. Un rato después vuelvo al momento presente descansada, renovada y preparada para la vida. Cada día es una nueva y dichosa aventura porque elijo escuchar a mi sabiduría interior, que siempre esta a mi disposición. Procede de la esencia de lo que existe detrás del universo de tiempo, espacio y cambio.
Cuando medito, conecto con la parte interior y profunda e inmutable de mi. Ahí soy energía, soy luz, soy la respuesta ya recibida. Soy el ser eterno que es aquí y ahora.
Louise L. Hay de su Libro Meditaciones para sanar su vida
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