Jose Luis Duarte Jose Luis Duarte Author
Title: Claves para que los peques aprendan a amar la Naturaleza
Author: Jose Luis Duarte
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Los peques de la casa están en esa preciosa etapa de la vida que es la infancia, la edad dorada en la que todo se graba a fuego y, por lo...

Los peques de la casa están en esa preciosa etapa de la vida que es la infancia, la edad dorada en la que todo se graba a fuego y, por lo tanto, el momento idóneo para descubrir el entorno de un modo empático, conociendo y conectando con el alma de todo lo que les rodea.

A través de una buena orientación por parte de padres, hermanos mayores o demás familia, será posible hacerlo ayudándoles a desarrollar la inteligencia emocional para aprender a disfrutar respetando o, lo que es lo mismo, a respetar disfrutando. En suma, a amar a la Naturaleza.

¿Pero, acaso el amor se aprende? Se aprende a respetar, a mirar en lugar de ver y a admirar, a desarrollar una sensibilidad y una empatía por los seres vivos y por el otro. A ser generoso y mejor persona día a día y, en esto, el conocimiento de la Naturaleza puede ayudar sobremanera.


Porque una personalidad sensible y respetuosa, educada en valores positivos, y en concreto en los valores del amor hacia la Naturaleza tendrá las puertas abiertas del reino de los sueños y de la fantasía

Todo un mundo por descubrir

Estamos acostumbrados en este mundo moderno a prestar atención solo a los grandes titulares, a los espectáculos grandiosos, a aquello que nos resulta extraño y sorprendente por lo insólito. Sin embargo, el entorno natural es todo un mundo por descubrir, lleno de pequeños grandes acontecimientos, como el brote de una planta, las flores que explotan o cualquier otro pequeño atisbo de vida.

Centrarse en ello, en un amanecer, en una nueva planta o flor que llama nuestra atención, en esas flores silvestres que bailan con el viento, en el pequeño-gran milagro de la vida que hace brotar una semilla o en ese maravilloso tomate que hemos cultivado con mimo y esfuerzo son lecciones de vida para los peques de la casa.

Cuidar y observar

Jugar a ser jardineros y científicos, pero siempre respetando el entorno, cuidando con mimo las plantas, los animales silvestres (colocando un nido o un comedero con alpiste en el jardín o un bebedero para las ardillas, pongamos por caso) y observándolos desde una distancia prudencial es una efectiva y también hermosa manera de que los niños y las niñas aprendan a respetar la Naturaleza.

Será positivo para ellos sentir respeto y una sana curiosidad por lo que les rodea, -sin ser temerarios, obviamente-, aquello que les salga al encuentro, más allá de la familia, amigos, mascotas o por aquello que les resulta cotidiano. Inevitablemente, esa cercanía acariciará su corazoncito.

Imaginar y soñar

La infancia es imaginación y fantasía, la edad de la pureza y de las mil preguntas… Aprovechemos ese precioso estado para que cualquier pequeño detalle se convierta en un motivo de charla. Sería bonito contar cuentos, inventarlos con los niños a partir de experiencias para así sublimar la grandeza de las pequeñas cosas.


Los niñ@s son imaginativos y les será fácil seguir nuestras propuestas. Hagamos juegos de preguntas y respuestas didácticas y a la vez simpáticas, organicemos un emocionante gymkana temático en un entorno natural para que los peques .

Inventemos cuentos mientras observamos las fascinantes formas de las nubes, o hagámoslo para antes de dormir. Unos cuentos en los que los personajes sean esos animalitos que hemos tenido la fortuna de ver, como las ardillas, unas hormigas, pájaros…

Sentir su latido

Muchas veces, los sonidos del silencio son los que más dicen, y los que llegan directos al corazón. Justamente, es lo que ocurre cuando cerramos la boca, abrimos los ojos y las orejas y nos adentramos en el reino de la Naturaleza.


Descalzarse de forma simbólica es precisamente eso, sentir la respiración de la Naturaleza, encontrar por uno mismo esa magia que inunda los sentidos. ¿Las posibilidades? Son infinitas, y cada uno de nosotros ha de descubrirla… ¿Pero, los peques sabrán percibirla? ¡Por supuesto, también ellos! ¿Acaso puede dudarse?

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