El lenguaje que utilizamos puede compararse al bisturí que usa un cirujano. En manos de un profesional experto ese bisturí puede hacer mucho bien, pero en manos de una persona descuidada puede causar un gran daño. Lo mismo sucede con las palabras, ellas pueden ser usadas para apoyar o para destruir.
Una palabra bien pensada puede contribuir a restaurar la confianza y la esperanza de una persona lastimada. Por ejemplo, un esposo podría levantarle el ánimo a su esposa diciéndole: "te agradezco la paciencia que has tenido últimamente, se que he estado muy involucrado en el trabajo y quizá por eso no me he dado cuenta de lo dolida que estás". Por otro lado si le dice "tengo cosas mucho más importantes que estar al pendiente de tu estado de ánimo" lo que provocará en ella será dolor e incluso una herida que puede sangrar por años.
Empleamos las palabras como un arma para herir a nuestra pareja cuando:
- Insultamos
- Somos sarcásticos
- Causamos sentimientos de culpa
- Subestimamos
- Criticamos no constructivamente
- Amenazamos
El estar atentos a las palabras que empleo cuando me comunico con los demás, me permitirá llegar a ellos de una manera más efectiva y evitar lastimar a aquéllos que tanto amamos.
Regina Vides
Psicología de Pareja
Licda. Psicología Clínica
Magister en Terapia Familiar y de Pareja (España)
Publicar un comentario