para que el beso
que le dí a la luna
bese tus labios por mí.
Deja abierta
las persianas de tu alma,
para que la mía
te ame una vez más.
Deja que en mis sueños
te encuentre,
para despertar contigo
y beber tu cuerpo.
Deja vida mía
que el silencio
te dé el mensaje
que la distancia escribe.
Deja que esta lágrima
que se desprende
al escribirte,
me acerque a ti.
Deja que me siente
en tu falda,
que apriete el corazón,
para poder escucharte.
Dáme un minuto
a solas contigo,
aunque no pueda tocarte,
mientras mis manos te recorren por dentro.
Deja que la nube de este cielo,
se abrace con la tuya,
engendrando una vez más
un amor eterno.
Déjame vivir contigo,
construyendo cada día
algo nuevo.
Déjame amarte, amándonos.
Mordiendo la vida,
pellizcando el alma,
renaciendo,,
encendiendo en tus ojos , los míos.
Deja que las llamas nos quemen,
para volver a amarnos de nuevo.
Deja que sea el amor,
quien dibuje nuestra silueta juntos.
Entre sábanas azules,
pintando lunas blancas,
que el deseo lleve en su vientre,
la pasión ardiente de dos amantes.
Que se aman
más allá de la luz y la oscuridad,
en el punto G, sublime momento,
en la cima del amor nuestro.
Tóma mi cintura, cáe sobre mí.
Deja que la tinta indeleble de tu pluma,
escriba en mí.
Deja que viva, lo que no debe morir.
No me dejes hablar,
cubre con tus besos, mis labios.
Robaré tu aliento, te amaré,
porque quiero vivir , amándonos.
Hasta que la vejez
alfombre nuestros días.
Hasta mirarnos y encontrarnos,
sin más prisa que la vida.
Loreley J. Acosta Silveira
Desde lejos pero cerca.
Feliz vida
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