ven a sentir en mis brazos
el soplido del viento
sacudiendo a las ramas,
arrastrando a las hojas
.
Quédate en mí
y ahoga la congoja
que entristece a tu alma
en el pozo de mi regazo
y en el agua de mis besos.
Duérmete en mí,
acunado en mi pecho
y espera el mañana
entibiando mi noche
con tu cálido aliento.
María Elena Astorquiza V.
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