dónde los bosques se pierden
y el solitario desierto florece
en corolas y pétalos de colores,
tiñéndose un poco de verde.
Vente conmigo a esos montes
que mirando al sol le agradecen
que su amor por la lluvia caída
entre piedras y dunas de arena,
haya hecho germinar la alegría.
Ven conmigo a subir las colinas,
miremos al ocaso desde arriba
cómo nace en la tierra la vida,
ven que en tus brazos yo quiero
renacer como el desierto florido.
María Elena Astorquiza V.
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