Este lugar estuvo habitado, desde tiempos remotos por la tribu seri, que si bien con el tiempo prefirió la costa del continente, jamás ha dejado de considerarla suya, tal y como lo aprendió de sus ancestros. A la llegada de los españoles a la zona, la impresionante isla provocó la admiración de los conquistadores, fueran militares o misioneros; esa emoción aún perdura en quien la mira por vez primera.
Atraviesan la isla en casi toda su longitud dos sierras: la Menor y la Kunkaak; ambas descienden en el Valle del Tecomate, con impresionante belleza; asimismo, la presencia de aguajes permite que la vida que ahí se desarrolla continúe.
En la actualidad este destino turístico es reserva ecológica para la protección de la flora y la fauna del lugar por lo cual los asentamientos humanos no son permitidos. Ahí conviven, sin ser molestados, el borrego cola blanca, el borrego cimarrón y otros animales típicos de la región. La vegetación terrestre se compone por los tipos conocidos de duna costera, matorral espinoso y matorral sin espinas de hojas pequeñas. Hay zonas de matorral sin espinas a lo largo del arroyo agua de dulce como la bebelama y el palo blanco que aquí son de talla mayor con respecto a los ejemplares del continente; los cardonas y sahuaros forman poblaciones muy densas.
Además la Isla del Tiburón resguarda un importante legado histórico y cultural de la etnia conca’ac, manifestada por medio de sus leyendas, tradiciones, religión y en la concepción respecto al uso y conservación de los recursos naturales.
En la Isla del Tiburón se puede encontrar una gran variedad de aves residentes y migratorias; además es posible el avistamiento de animales y una gran variedad de reptiles entre los que se distingue la tortuga del desierto. El visitante además de admirar la impresionante belleza de la isla puede practicar deportes tales como; buceo, snorkeling y pesca.
Puesto que el lugar es zona protegida está prohibido su acceso; sin embargo, en la capital del Estado se puede tramitar un permiso para ingresar, con el respeto debido, a este santuario de la naturaleza, donde su sola e imponente presencia bastan para conmovernos.
Fuente:
México lindo y querido
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