cuando los frutos resurjan
entre las madreselvas de la vida
volverás al balcón de mis brazos,
depositando el elixir de ese Amor
que hoy dormita en la distancia
Bordaremos caminos de caricias
entre las verdes praderas,
bailando entre nenúfares
de sueños esperados
Pintaremos soles de besos
entre las luces de la noche
bajo el incienso de aquella luna
que unió nuestras promesas
Saborearemos lentamente
el fruto de la pasión que
anida en los poros de nuestras almas
entre sinfonías de pieles rozándose
Abrazaremos las verdes ramas
de nuestras mañanas
sin dejar paso a los
inviernos de los ayeres
entre el vergel que conforma
este nuevo renacer.
María Glez. Méndez.
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