De que me vale abrir los ojos cada mañana, cuando siento que la fe me ha abandonado, y los sueños han volado más lejos de lo que tú estás de mi, no entiendo en que momento me enamoré tanto de ti, hasta perderme a mi misma por ser parte de ti, y con esta duda que carcome mis huesos, que me regala tu silencio de no saber si al menos en algún momento signifiqué para ti algo del todo que tu significas para mi.
De que me vale la sonrisa de los niños que tengo a mi alrededor, si solo por un momento logro olvidar que tu esencia la llevo impregnada, si mi sonrisa ya ha perdido ese brillo que parecía que e podía comer el mundo a puños cuando estabas a mi lado, y ese olor a tierra húmeda en las mañanas junto con un café recién hecho ya no me provoca esa tranquilidad que tu me dabas cuando me ceñías entre tus brazos.
De que me vale conciliar el sueño si no pasa mucho tiempo sin que una lágrima viaje sobre mi mejilla, y me despierte con el corazón acelerado porque no sé donde estás, y me duele pensar que ya me has olvidado, y las fuerzas se me agotan, y tu ausencia me azota contra la acera de enfrente para recordarme que no estás, que tengo que seguir sobreviviendo en este mundo cruel, sin el consuelo de tu abrazo.
De que me vale, pues, que el aire entre a mis pulmones y que mi vista aún pueda ver los paisajes, si no logro por más que me esfuerzo, disfrutar absolutamente ninguno de los regalos que Dios nos da cada día, porque te amo, porque te extraño, porque te necesito y tú no sientes lo mismo, porque encontré mi complemento en ti, pero no tuve la precaución de preguntarte si tú habías encontrado lo que te hace falta en mi, y ese pequeño detalle… me dejó incompleta…
BR
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