Reconozco que aún a pesar de mis errores, tú nunca, Señor, has dejado de guiar mis pasos, me diste lo más grande que un ser humano puede pedir, un amor limpio y profundo, como jamás pensé que era capaz de sentir, una persona con la que podía despertar cada uno de mis días sintiendo la más grande felicidad, pero también gracias a mis errores arrastrados del pasado, perdí ese maravilloso ser que pusiste a mi lado, sumiéndome en la tristeza más grande.
Reconozco que nunca más volveré a conocer a un ser con tanta luz como quien amablemente pusiste a mi lado como una gran bendición, que jamás volveré a tener el hogar que debía construir a su lado, que mis sonrisas no volverán a ser tan francas y mis ojos ya nunca más desprenderán la luz que solía salir de mi mirada cuando le veía, embelesada, entendiendo que era la persona más bella que había visto, porque siempre vi mucho más allá del precioso físico que le diste.
Reconozco Señor, también, que estoy haciendo un esfuerzo por enderezar mi camino y que en los últimos tiempos me he mantenido limpia de todo error, que a quien no merece sufrir a mi lado y es por ello también que sé que le has quitado de mi vida, pero soy tu hija mi Dios, y merezco que me des la oportunidad de volver a amarle y enamorarle, de demostrarle que puedo ser capaz de ser digna de ti y que mi corazón y mi alma se han purificado en su amor.
Reconozco mi Dios, que he sido tan feliz como se puede llegar a ser en esta vida, y también tan infeliz como el que nace sin tu bendición, que he sentido el placer más inmenso y también la soledad más fuerte, y estoy aquí, hoy, Señor, de rodillas ante ti, con lágrimas en los ojos, pidiéndote clemencia y misericordia para este corazón enamorado, para que me regreses el amor que he sentido o consueles este dolor llevándome a tu lado, porque ya no sé vivir sin él...
BR
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