Osos polares en Svalbard. © Larissa Beumer / Greenpeace |
Pero ¿en qué medida afecta a nuestra salud?
El cambio climático ha alterado drásticamente la biodiversidad del planeta, lo cual favorece la transmisión de patógenos causantes de enfermedades tales como dengue, paludismo, asma, tuberculosis, ébola, fiebre amarilla, cólera, diarrea, parásitos intestinales, hipotermia, tracoma, peste. Todas ellas relacionadas con las olas de calor, la falta de agua potable, la reproducción de plagas y las inundaciones.
Inundaciones después del huracán Harvey en Texas © Mannie Garcia / Greenpeace |
Como es de suponer, la población más afectada es aquella que carece de infraestructura salubre adecuada, en combinación con otros factores como las condiciones vulnerables de vivienda y una mala alimentación. Hay cifras alarmantes de mortandad y es urgente tomar medidas para que esta situación no empeore.
Actualmente la Organización Mundial de la Salud coordina una agenda de investigación mundial para encontrar evidencia científica del daño que ocasiona el cambio climático. Se ha descubierto, por ejemplo, la capacidad de adaptación de algunos hongos (Candida auris) a temperaturas más altas, lo que podría vulnerar la restricción térmica que permitía mantener saludables a los mamíferos, incluidos los seres humanos. Sin embargo, existen muchas más enfermedades provocadas por este fenómeno: infecciones en la piel, el sistema digestivo, el aparato respiratorio y enfermedades cardiovasculares. La OMS refiere que sólo la contaminación atmosférica es la causante de siete millones de muertes al año.
Imagen de la contaminación en Monterrey, considerada una de las ciudades más contaminadas del país. © Imagen tomada de sopitas.com |
La situación es alarmante y es necesario que, a nivel individual y colectivo, tomemos cartas en el asunto. La suma de esfuerzos va a generar grandes cambios. Las familias merecemos aire limpio y un medio ambiente sano. Es necesario que exijamos políticas públicas a favor del ambiente, pero nuestras acciones individuales son también fundamentales. ¿Qué tal si comenzamos hoy mismo?
Texto original publicado en Greenpeace México
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