La civilización actual, por su exceso de competitividad y de superficialidad, fomenta los hábitos envidiosos. Muchas envidias son puramente profesionales, desencadenan posturas muchas veces irreductibles, verdaderas orgías de odio apasionado. Lo cual hace que nos preguntamos: la envidia ¿es un hecho natural o es un hecho cultural?
Una pregunta peligrosa, para que cada cual se la conteste a sí mismo: ¿en qué corazón anida más la envidia, en el masculino o en el femenino? Pistas: la literatura universal propende a dar a la envidia nombre de mujer, cuyo símbolo es la madrastra que consulta a su espejo mágico. Pero… démonos una vuelta por el mundillo de la política, el mundillo de la farándula, el mundillo de la moda, el mundillo de la economía, el mundillo de la enseñanza, el mundillo clerical.
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