Jose Luis Duarte Jose Luis Duarte Author
Title: La importancia de establecer límites
Author: Jose Luis Duarte
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Muchas veces creemos que nuestros hijos deben obedecernos sólo porque somos sus padres y queremos lo mejor para ellos o porque tenemos más e...
Muchas veces creemos que nuestros hijos deben obedecernos sólo porque somos sus padres y queremos lo mejor para ellos o porque tenemos más experiencia en la vida. Sin embargo, es normal que, aún siendo adultos, podamos equivocarnos y hasta desconocer cómo, cuándo y dónde corregirlos.

Como parte de nuestro rol paterno, el establecer límites a nuestros hijos es sinónimo de amar y contener, así como de enseñar al niño a respetar a los demás, a entender que existen ciertas situaciones buenas y otras malas, que hay conductas no esperadas para su edad y que toda acción tiene un resultado positivo o negativo para él y su ambiente.

Mediante un adecuado manejo de los límites, el niño será capaz de superar el egocentrismo propio de su edad, podrá regular sus emociones cuando aprenda a postergar su búsqueda por obtener una gratificación inmediata.

Todo niño atraviesa distintas etapas de comportamiento que son propias de su edad. Los padres, al entenderlas sabrán qué se espera en cada una de ellas :

Los dos primeros años de vida:
sólo entiende órdenes cortas como por ejemplo: “NO”. Al decirle “no” debe indicarse a que se enfrenta “ no, porque te cortas” “no, porque pica”, “no, porque te caes”, etc. Los padres somos responsables de su comodidad, seguridad y de establecer un ambiente que lo estimule a desarrollar un buen comportamiento.

Entre los 2 y 3 años:
su actividades se centran en caminar, trepar, probar, tocar, oler, explorar, eliminar, etc. Estas “conductas exploratorias” deben darse en un ambiente seguro y fuera de peligros para ellos. Los adultos seguimos siendo los responsables de su seguridad pero es necesario trasmitir la responsabilidad de sus actos al niño mismo, esperando que logre establecer una relación básica entre causa y efecto.

Entre los 3 y 4 años:
Son extremadamente curiosos y es común escuchar repetidas veces la palabra “¿por qué?”, así también la presencia de ciertos temores como a la oscuridad. Al respecto, los padres debemos de mostrar tolerancia y poco a poco llevar al niño a que logre establecer hábitos como por ejemplo: que pueda quedarse solo en su habitación durante la noche sin necesitar la presencia de un adulto para poder conciliar el sueño.

Entre los 4 y los 6 años:
Son mucho más imaginativos y espontáneos. En algunas ocasiones, los niños confunden la fantasía con la realidad. Son capaces de expresar lo que desean y de reconocer algunas emociones pero aún les cuesta ponerse en el lugar del otro. Ante ello, por ejemplo los padres deben establecer límites sobre el modo de relacionarse con los demás y hacer uso de mecanismos para motivar al niño a mantener sus hábitos, por ejemplo: “cuando termines tus tareas podrás jugar en la computadora”.

Poner límites, es como decir TE QUIERO HIJO!!!

Psic. Sarita Oliden B.
Psicóloga Clínica

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