lo que más me enamora,
si tus ojos de trigo
que crece en invierno
o tu suave mirada
al romper la mañana,
si tus labios de niño
buscando mis pechos
o tus labios furtivos
robando mis besos.
Quizás ni siquiera sean
tu mirada y tus ojos
porque te amo a ciegas
si la noche esté oscura
y la luna se esconde
tras un grueso cerrojo.
Quizás si escuchar
esas palabras de amor
que tu boca murmura
en esa ardiente locura
que nos aparta de todo
y nos ata a los dos.
María Elena Astorquiza V.
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