Desde pequeños se nos coloca un freno de emergencia, importante en las primeras etapas, y jamás se nos quita. Esta sujeción está formada por supuestas virtudes (el ahorro, la ambición, la modestia, el autocastigo, la autocrítica, el autocontrol, etc.), que son definitivamente contraproducentes si se utilizan exageradamente. Si bien es cierto que algunas personas con propensión a excederse las necesitan para no caer en costumbres perniciosas de autodestrucción (drogas, alcohol, etc.), una gran cantidad de gente podría soltar un poco el freno sin ningún tipo de riesgos, para vivir mejor y evitar caer en otro tipo de problemas psicológicos; por prevenir un mal, producimos otro.
El amor empieza por casa, si no te quieres nadie te querrá. Cuatro interrogantes para reflexionar: ¿Te quieres a ti misma o a ti mismo lo suficiente? ¿Te autocastigas o te autorrefuerzas lo suficiente? ¿Te gustas? ¿Confías en ti?
Walter Riso
Publicar un comentario