Aquí va la propuesta:
Renuncio a mi necesidad de gustarle a todo el mundo
Esta necesidad es muy peligrosa, porque es una trampa. Aunque seas encantador y tus papas te hayan dicho que eres lo máximo, tengo algo que decirte: No le vas a caer bien a todo el mundo!
Una de las características más importantes que nos definen, es la diversidad. Todos somos diferentes y cada uno tenemos distintas formas de pensar, sentir, actuar; tenemos distintas creencias, formación, religión, entre otras. Así que no te gastes, no es realista, no lo esperes. Cuando dejamos de esperar ser "monedita de oro" y gustarle a todos, ajustamos nuestras expectativas hacia algo más realista, somos más felices, actuamos con mayor libertad y soltura.
Renuncio a mi pasado
El pasado ya paso. Si estamos aferrados a él, no nos permite avanzar, es como tener grilletes en los pies.
Ya sé que no es fácil, pero es necesario. Vale la pena intentarlo, trabajar en ello, hoy en día existen miles de opciones para trabajar en SOLTAR lo que fue, porque es la única manera de seguir.
Debemos aprender del pasado, tomar lo que necesitamos y seguir adelante.
Renuncio a quejarme
Si te quejas por todo ten cuidado, se convierte en un hábito nocivo para tu salud. Quejarte cuando lo amerita está muy bien, es conveniente y necesario. El problema ocurre cuando no sabemos en donde detenernos y empezamos a ver los defectos en todo cuanto nos rodea. Por supuesto que todo tiene un lado amable y un lado no tan bueno, pero uno elige hacia donde ver y puedes elegir ver lo bueno. Te cuento que en cuanto elegimos ver lo bueno, esto también se convierte en un hábito y pronto te relajas, gozando de cualquier situación por difícil que pueda ser, encontrándole lo lindo, agradable y perfecto.
Renuncio a mis miedos
Es una elección saludable, prestarle atención a TODO LO BUENO que nos ocurre e ignorar los miedos. Estadísticamente nos ocurren más cosas buenas que malas, durante el día, tenemos miles de momentos buenos y a lo mejor unos diez malos, pero estamos acostumbrados a AGRANDAR LO MALO y a disminuir lo bueno. Como vez es cuestión de enfoque y si tu lente de aumento se arruino, arréglalo, es un reto genial.
Renuncio a mis excusas
Esto de excusarnos lo hacemos en un principio como una elección de salvarnos de algo que tememos y nos desagradaría enfrentar. El problema es, que muchas veces excusarnos funciona y decidimos probarlo en algo más. Con el tiempo, se convierte en un hábito y nosotros mismos nos creemos nuestras propias "historias", acomodándonos en ellas. Las excusas son estas paredes limitantes, que nos hacen pensar que somos incapaces e ineficientes... porque es lo que le decimos a los demás.
Si vuelves a confiar en ti, no necesitaras de ellas; no son ciertas, recuerda quien eres y de lo que eres capaz.
Dagmar Polasek
Psicología General
Licenciada en Psicología Clínica
Socia Fundadora de Colegio de Psicólogos
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